Cerrar por vacaciones, sentir que septiembre queda lejos y apoderarte del tiempo.
Levantarte tarde. No tener prisa. Esconder el despertador. La siesta. Pasar los días en las terrazas, entre amigos, cañas y helados. Sumar gazpacho y mojitos. Tirar de abanico. Buscar refugio en la sombra. Los días largos. Las noches que no se acaban.
Vestidos de flores, shorts y sandalias. Protector solar a tutiplén, raquetas, una toalla cualquiera y chanclas. Los sombreros de paja, las mejillas sonrosadas y las gafas de sol. Los castillos en la arena, los hinchables para flotar y carreras en la orilla. Hamacas y tumbonas. Gafas de bucear, aletas y aguantar la respiración. Tirarse de cabeza, chapuzones y planchazos.
Sentir las cosquillas del mar en los pies. La arena de la playa. Y la sal en las mejillas. Presumir de la marca del bañador. Y de bronceado. Merendar en algún chiringuito. Coleccionar conchas y atardeceres con el mar de fondo. Inmortalizar los saltos a la piscina. Y los pies. Y las risas. Mirar el infinito sin hacer nada. Leer un buen libro bajo una sombrilla.
Dejarte la voz en algún concierto al aire libre. Ver una peli desde el coche. Perderte bajo una lluvia de estrellas. Encontrar una estrella fugaz a la que pedirle un deseo. Y pedirlo deprisa. Correr bajo una tormenta. Hacer lo que nunca haces. Para lo que nunca tienes tiempo.
Olvidar la rutina, desentrañar recuerdos. Y reencuentros. Y los amores de verano al más puro estilo Sandy y Danny. Las verbenas hasta las tantas. Los bailes de madrugada y hasta que el cuerpo aguante. La música como estilo de vida. Desgañitarte con la canción del verano.
Vacaciones, viajes y kilómetros a las espaldas. Llenar la maleta de ilusiones. De por si acasos. Mirar a través de la ventanilla del avión. Irte a la otra punta de mundo o perderte en el pueblo de tus abuelos. No querer contar los días. Ni pensar en la vuelta.
No tener nada que hacer y sentir que lo tienes todo.
Porque la vuelta al cole aún ni se huele.
Porque todos tenemos un verano que nos cambió por siempre.
Y porque hay veranos que son eternos.
Patricia Ayuste.
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SoniaHGR
19 junio, 2014 a las 8:15 amQué maravilla!!! viva el verano! 🙂 muy buen post, me gusta mucho porque me sube el ánimo bastante.
Entre suspiros y un café
19 junio, 2014 a las 8:40 am¡Viva el verano! jejeje. ¡Muchas gracias! Me alegra muchísimo que te guste el post y que te anime, ¡esa era la idea!
¡Un beso!
Patricia
Marleah Make Up
19 junio, 2014 a las 8:51 amYo tengo una especie de relación amor – odio con el verano. Por una parte, todo lo que comentas y por otra, el calor asfixiante y los temidos mosquitos, jeje. Pero compensa mucho más lo bueno, ¿verdad? Sobre todo porque aumenta la vida social y sales más con amigos a disfrutar del buen tiempo.
Besos!
Entre suspiros y un café
19 junio, 2014 a las 9:09 amSi lo pones en una balanza, sin duda gana el lado bueno del verano. ¡Hay tanto que hacer y que disfrutar! Maquillajes más ligeros y sencillos 😉
¡Un beso!
Sr Odio
19 junio, 2014 a las 12:49 pmQue depresión… Y yo a trabajar 🙁
Entre suspiros y un café
19 junio, 2014 a las 1:20 pmEs decir, que cuando la gente acabe las vacaciones, tu las empezarás 😉
Piensa que hay mucha gente parada y tú tienes la suerte de tener un trabajo, que no es poco.
¡Un saludo!
Ana Martínez
19 junio, 2014 a las 2:00 pm¡Bravooo! Jajaja qué bien has relatado el verano, y ya han empezado mis vacaciones, estoy en plena operación conguito jajaja adoro la playa, el sol y el calor aunque a veces se me hace un poco pesado lo prefiero al frío del invierno ¡Qué ilusión de que otra vez empiece el Verano mi estación preferida!
Muy buen post ♥
Un besito jaja
Entre suspiros y un café
19 junio, 2014 a las 2:38 pm¡Muchas gracias Ana! Pues disfruta al máximo que lo bueno pasa volando 😀
¡Un beso!
Patricia