El traqueteo de la maleta por el suelo, nervios al ver anunciado tu destino en el panel de próximas salidas y emoción -a duras penas contenida- al caminar por el finger hacia el avión.
Dicen que, una vez al año, debes visitar un lugar en el que no hayas estado nunca antes.
Salir de tu entorno, de tu día a día, de lo que te es de sobra conocido y te sabes casi de memoria. Adentrarte en nuevos paisajes. Desorientarte en calles que no sabes a dónde te llevan, guiarte por olores que no terminas de identificar, descansar en playas cuyo cielo parece de un azul diferente.
Que en esto de viajar, nunca es tarde para empezar.
Experimentar sensaciones que no habías vivido antes, darle una oportunidad a lo que es completamente distinto a ti, aprender de lo que el mundo está dispuesto a enseñarte. Que no es poco.
Partir sin expectativas y con los sentidos abiertos. Darte cuenta de que los prejuicios te pueden llevar a más de un error y que, aunque el sol es el mismo para todos, cada atardecer es un mundo. Y un espectáculo. Y un lujo que merece la pena vivir.
Viajar no para cambiar de lugar, sino de ideas.
Encontrar el encanto de lo que no aparece en las guías. Sentir lo que otros no pueden ni ver. Descubrir nuevos rincones que escalen puestos en tu escala de favoritos. Probar nuevos sabores, texturas y pensamientos. Dejarte llevar por tu instinto y permitir que cada segundo sea único.
Saber que en cada viaje que haces, inviertes un poco en ti.
Equivocarte más de una vez, perderte por completo y que las cosas no salgan del todo bien. Y aprender que no pasa nada. Que forma parte del viaje, de la vida y de las personas. Que hay pocas cosas que no tengan solución y que mañana te reirás al recordarlo.
Y que, incluso cuando no sabes hacia dónde vas, lo importante es estar en camino.
Ir con lo imprescindible, regresar con ganas de más.
Volver sabiendo que una parte del lugar se viene contigo. Que algo has cambiado. Que te has encontrado por el camino. Que apenas has vuelto y ya piensas en el siguiente. En viajar para volver a enamorarte en cada paso.
Viajar para seguir soñando despierto.
Viajar para que la vida no se te escape.
Patricia Ayuste.
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Marleah Make Up
31 julio, 2014 a las 9:37 amEsa sensación me suena de un viaje de hace unos años a Londres, o de otro de hace menos años a Oporto. Nervios, risas y un planning de viaje perfectamente realizado por una experta en ello, jurjur. ¿Indirecta? Puede ser…
Viajes así son los mejores. Con amigas recordando viejos tiempos y viviendo nuevas aventuras que contar en un futuro.
Muy buen post, xiqueta!
Cecil Vedemil
31 julio, 2014 a las 10:24 amQue ganas de viajar… Lo que más me gusta es llegar al aeropuerto hacia las 5 de la madrugada o así para ver como sale el sol 🙂
UN beso
Ceci
Entre suspiros y un café
31 julio, 2014 a las 10:45 amLa de viajes que hemos hecho, y los que nos quedan por hacer 😉
Gracias guapa, ¡un beso!
Entre suspiros y un café
31 julio, 2014 a las 10:52 am¡Qué bonita estampa! Y sí, qué ganas de viajar,… Si pudiera, de mayor sería viajera jeje.
¡Un beso Ceci!
Patri.
Jaume Vicent
31 julio, 2014 a las 11:32 amLo que daría yo por estar en una puerta de embarque ahora mismo, y no delante del ordenador 😛
Pero bueno…hay que trabajar.
Entre suspiros y un café
31 julio, 2014 a las 12:05 pmLo bueno se hace esperar y el trabajo tiene su recompensa. Verás cómo el próximo viaje vale la pena ;).
Un saludo Jaume,
Patri.
Sr Odio
31 julio, 2014 a las 5:58 pmBuen viaje, que ganas de viajar me han entrado de pronto 🙂
Entre suspiros y un café
1 agosto, 2014 a las 6:45 am¿Y a quién no le entran ganas de viajar en esta época Sr. Odio? 😉
Un saludo,
Patri.
Ana Martínez
4 agosto, 2014 a las 8:28 pmJo que ganas de irme de vacaciones, de sentir los nervios antes de coger el vuelo, y de perder de vista mi ciudad durante un par de días…
Que pena que no pueda permitirme irme a ningún lugar, la vida pobre del estudiante me lo impide xD
Muchos besitos Patri 😀
Entre suspiros y un café
5 agosto, 2014 a las 7:15 amYa llegará tu momento y te comerás el mundo, ya lo verás 😉
¡Un besazo Ana!