Leí por ahí que hace falta enviar más cartas escritas a mano y dejarse de tanto mensajes de texto, whatsapp y similares.
Las cartas que obligan a pensar bien lo que quieres decir y en la persona al otro lado del mensaje. Las que te hacen dejarte de prisas, de abreviaturas que nadie entiende y de excusas que nadie pide. Las que te comprometen a escribir con calma, a expresar sin filtros y a olvidarte de límites de espacio.
Cartas que te ayudan a no escribir cualquier cosa con tal de salir del paso.
Cartas que ayudan a embotellar recuerdos, evitar que se desvanezcan y enviarlos todo lo lejos que necesites. Sin que se pierda su esencia por el camino. Sin que cambie su sentido por la fatiga del viaje. Recuerdos que se pueden revivir con volver a leer la carta de nuevo. Cuantas veces quieras.
Un regalo que, cuando no se espera, alegra hasta el peor de los días.
Algo excepcional en los días en que poco o nada te sorprende ya.
Un detalle de quien, no solo tiene algo que contarte, sino que espera con ganas tu propio mensaje de vuelta. De quien sabe de sobra dónde encontrarte y conoce más de un camino para llegar a ti.
Un regalo de quien sabe que hacen falta más pequeños gestos de los que se convierten en grandes lujos. De esos a los que no se les suele prestar la atención que merecen y que terminan siendo los mejores.
Los que marcan la diferencia.
Cartas que llegan en silencio, con premeditación y repletas de buenas intenciones. Aquellas que te hacen temblar al ver tu nombre y jugar a adivinar de dónde procede. Y de descubrir quién se acuerda de ti.
Cartas que viajan repletas de historias, de alegrías y de cariño del que no se oculta. De ilusiones plasmadas en papel, de quimeras por alcanzar y de fantasías compartidas. De verdades necesarias y de alguna lágrima que se escapa entre líneas.
Cartas que se traducen en sonrisas. Por saber que viene de quien bien te quiere. De quien piensa en ti. De quien cree que mereces algo más que un ok o que un audio de tropecientos minutos. De quien quiere sorprenderte y te ayuda a parar el tiempo por un instante.
Para dejar lo que estés haciendo y disfrutar de un pequeño gran detalle.
Para pensar en ti por unos minutos y verte a través de otros ojos.
Cartas que te recuerdan lo mejor del ayer y que prometen lo mucho que queda por llegar.
Patricia Ayuste.
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Blue Butterfly
9 October, 2014 a las 9:16 amEscribes genial, me encanta. Tengo mucho que aprender de ti. 🙂 y me encanta la frase del principio. 😉
Muy buen texto. 😀
Blue Butterfly
Jaume Vicent
9 October, 2014 a las 9:55 amTengo que volver a leer Rebeca, me has dado ganas mira tú…Bueno, menos mal que te mandó una carta y uno un petroglifo o una tablilla de arcilla, que los gastos de envío son carísimos! 😉
Genial como siempre, creo que todos hemos guardado cartas por ahí, yo las metía entre las páginas de libros, el otro día, me salió una de Rimas y Leyendas…tardé un rato de acordarme de quien era el remitente 😛
Un abrazo!
P.D: deberíamos recuperar el arte de la epístola. Ahí lo dejo…
Entre suspiros y un café
9 October, 2014 a las 1:06 pm¡Muchas gracias! Es un honor que me digas que quieres aprender de mi ;).
¡Un besazo!
Patri.
Entre suspiros y un café
9 October, 2014 a las 1:14 pmjajajajajaja., qué bueno Jaume. Lo de retomar el arte epistolar no lo veo yo… Entre tanto whatsapp, emails e historias… Sería bonito, eso sí 😉
¡Un beso!
Patri.
Julia C.
9 October, 2014 a las 6:40 pmYo, como tú, también he escrito muchas cartas en mi vida, y la verdad es que las echo mucho de menos…
La inmediatez de los nuevos medios de comunicación nos hacen ganar y perder cosas, pero yo particularmente voto por volver a escribir pausadamente, como si al otro lado de las horas que faltan para que el destinatario reciba una misiva, estuviera su esencia en estado puro. Y también la nuestra 🙂
Bonito post, un saludo!!
Entre suspiros y un café
9 October, 2014 a las 7:19 pm¡Bienvenida Julia! Yo las echo mucho en falta, me ilusionaba tanto escribir como recibir, eras formas más cercanas y personales de comunicarse que los medios de ahora, que son más cómodos pero mucho más fríos.
Gracias por haberte pasado y haberme dedicado tu tiempo. ¡Un saludo!
Patri.
Juan Carlos Galan
10 October, 2014 a las 8:42 amEstoy de acuerdo contigo. Es una pena que nos hayamos cargado la magia de las cartas.
Me ha gustado mucho leerte. Creo que escribes muy bien. Volveré por aquí y leeré más cosas tuyas.
Saludos
Entre suspiros y un café
10 October, 2014 a las 10:39 amMuchas gracias Juan Carlos. Cierto, es una lástima que algo que ha formado parte de nuestra vida y que nos enriquecía tanto como escribir una carta, prácticamente haya desaparecido de nuestras costumbres. Igual si nos lo propusiéramos podríamos recuperar la vieja costumbre ;).
Bienvenido al blog,
Patri.
Ein Tag mit Pepa
10 October, 2014 a las 12:27 pmestoy contigo, hay que saber disfrutar de las pequenas cosas de la vida 🙂 Feliz fin de semana!
henripotter79
10 October, 2014 a las 1:45 pmQué recuerdos! yo también tengo esa caja (de zapatillas) con un montón de cartas pre-messenger, facebook, whasap… :))
Entre suspiros y un café
10 October, 2014 a las 2:17 pm¡Igualmente guapa! 😉
Entre suspiros y un café
10 October, 2014 a las 2:18 pmY si alguna vez la abres te entra nostalgia y ganas de volver a escribir 🙂
Un beso,
Patri.
Marleah Make Up
11 October, 2014 a las 8:04 amTambién guardo en un cajón perdido las cartas que recibía allá por la adolescencia. Hacía mucha ilusión adentrarte en las palabras que la otra persona te había dedicado, de su puño y letra.
Ahora todo es mucho más inmediato y hasta nos ponemos nerviosos cuando un correo electrónico o un whatsapp tarda más de un minuto en llegar. Cosas de las nuevas tecnologías serán…
Pero nada como ese momento de ver que una de las cartas que llegaban a casa no eran facturas si no una carta de un amigo o familiar, que tanto estabas esperando.
Muy buen post como siempre. Mucho ánimo y sigue así. Llegarás muy lejos.
Besos!
Cecil Vedemil
11 October, 2014 a las 1:15 pmSabes, a mi tambien me gusta recibir cartas y cosas por el estilo. tengo que admitir que siempre que llego a casa miro de reojo el buzón. Pero lo que más me duele es que ahora, las cartas de amor no sean propiamente cartas y que todos los mensajes de escondan detrás de la pantalla del móvil.
Me ha encantado la entrada Patri 🙂
Un beso, Cecil
Entre suspiros y un café
11 October, 2014 a las 1:44 pmMuchas gracias guapa, creo que en mi caja de recuerdos tengo más de una carta tuya 😉
¡Un besazo!
Entre suspiros y un café
11 October, 2014 a las 1:47 pmA mí también me duele. Los nuevos medios tecnológicos son más rápidos, pero mucho más fríos, aunque abusemos de caritas y emoticones. Lo bueno es que la carta que nos llega, aunque sea una cada muchísimo tiempo, la valoramos muchísimo más.
¡Un besote Cecil!
Patri.
Ola Blanca
13 October, 2014 a las 7:27 pmLeer el comienzo de este post ha sido genial, tenía que gustarme sí o sí. Pasé muy buenos ratos leyendo Rebeca y redescubrí el placer de la lectura con ella hace ya muchos años. Sin duda, mi frase favorita siempre fue esa, se quedó grabada a fuego nada más leerla. Y con respecto a eso de enviar y recibir cartas, reconozco que aún soy de esas que escriben y reciben alguna de vez en cuando y se lleva alegrías en el segundo caso y se llena de nervios hasta que sabe que ha llegado al destino en el primero. Esos momentos, hoy en día sobretodo, no tienen precio 🙂
Entre suspiros y un café
13 October, 2014 a las 8:04 pmPues considérate afortunada, o yo al menos te lo considero, pues hoy en día es poca la gente que está dispuesta a dedicar su tiempo (ese bien tan deseado y que escasea actualmente) a escribir cartas convencionales. ¡Disfrútalo!
Un beso y gracias por leerme 😉
Patri.
Anónimo
19 October, 2014 a las 8:43 pmMe ha gustado mucho! Por la forma tan personal en la que te expresas y sientes las cosas, creo que te puede gustar un blog que acabo de visitar con el nombre hasta parecido! te lo dejo por si quieres echar un vistazo! miradasconcafe.blogspot.com No se, es bonito que los escritores se conozcan entre ellos y no cesen las ganas de seguir escribiendo 🙂
Entre suspiros y un café
19 October, 2014 a las 8:49 pm¡Gracias! No sólo es bonito conocer a otros escritores, es muy enriquecedor, una forma de de aprender constantemente y de conocer otras perspectivas.
¡Un saludo!
Patri.