Dicen que la única posibilidad de descubrir los límites de lo posible es adentrándose en lo desconocido.
Que hay quienes se quedan en la comodidad de lo conocido por miedo a lo que no conocen y se mantienen con vida, pero sin vivirla en absoluto. Que viven de puntillas, a través de ensayos y de muchas negativas. Que van de excusa en excusa, con sigilo y sin hacer mucho ruido.
Que dejan escapar oportunidades por miedo a no saber aprovecharlas. Que miran de reojo y sospechan de casi todo. Que dejan pasar trenes por miedo a lo que encontrarán al final del camino. Que dejan de crecer y de dejarse sorprender –para bien– por la vida.
Que es justo el momento de empezar algo nuevo el que da más miedo.
Que solo aquellos que se aventuran en lo desconocido reciben grandes recompensas. Quienes se adentran dispuestos a andar y desandar. A correr y cansarse. A descansar y arrancar de nuevo. A dar pasos en falso y perderse.
A encontrarse y no rendirse.
Que solo aquellos quienes eligen lo que quieren hacer y lo hacen, quienes tienen claro lo que no va con ellos y no pierden el tiempo innecesariamente, quienes tienen la paciencia suficiente como para volver a intentarlo después de enésimo error, quienes apuntan directamente a las estrellas.
Y al mismo cielo.
Que triunfan quienes deciden no hacer nada de lo que habían hecho antes y hacer de todo lo que no habían hecho hasta ahora. Quienes aprenden a arriesgar, a pesar de sus miedos. Quienes deciden adentrarse en las profundidades de cada nuevo día en lugar de pasar de largo. Quienes dejan de mentirse y deciden probar algo nuevo.
Y llegan más lejos quienes se atreven a dar un paso. A probar suerte. A descubrir nuevos paisajes. Quienes saben que no hay que irse muy lejos si se sabe buscar bien. Que la decisión es importante. Y saber qué se quiere.
Que tienen más éxito quienes dejan de complicar las cosas. Quienes aprenden el valor de una llamada, un atardecer o un abrazo. Quienes saben que ni todo es blanco ni todo es negro y no se quedan con el primer color que ven. Quienes cambian de parecer y se saben escuchar
Quienes marean poco, piensan mucho y sienten más.
Quienes tienen los ojos abiertos. Y la mente. Y el alma. Quienes no se dejan bloquear por la indecisión, por los riesgos, ni por los miedos. Quienes buscan lo que quieren, lo que les gustan, lo que es ir más allá.
Quien sabe en quién apoyarse cada vez que cruza una línea. De quien alejarse cada vez que dude. Con quien arriesgar y con quien no. A quien contarle sus planes y a quien ignorar cuando hable. Con quien llegar al fin del mundo y con quien no dar ni un paso más adelante.
Porque aquel que no busca, es difícil que encuentre.
Que solo aquel que busca, corre el riesgo de encontrar.
Patricia Ayuste.
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Marleah Make Up
18 agosto, 2015 a las 6:49 pmComo siempre, sublime en tus entradas y tus reflexiones. Haciéndonos pensar e ir más allá de nuestros sueños. Tomo buena nota de lo que nos cuentas y es que hay que arriesgarse a luchar por lo que se quiere y explorar nuevos caminos o redescubrir los que teníamos olvidados.
Muchos besos, preciosa!
Gla
18 agosto, 2015 a las 11:57 pmMe encantó, aunque a veces es más emocionante cuando encontramos lo que no buscábamos….
Entre suspiros y un café
19 agosto, 2015 a las 7:00 am¡Gracias guapa! Antes investigábamos más juntas, deberíamos de retomarlo de vez en cuando y “hacer de las nuestras”
¡Un besazo enorme Ali!
Entre suspiros y un café
19 agosto, 2015 a las 7:01 am¡Exacto! Esa es una de las sorpresas y alegrías que nos podemos encontrar un día, y suelen ser las mejores 😉
¡Un beso!
Patri.
Pilar Serrano
19 agosto, 2015 a las 3:25 pmQué bonito escrito. Me ha gustado muchísimo a la par que me he dado cuenta que soy una afortunada porque mi diario es muy parecido a tus vacaciones, solo parecido.Un saludo
Entre suspiros y un café
23 agosto, 2015 a las 2:41 pm¡Bienvenida Pilar! Gracias por leer y comentar, se agradece muchísimo. Espero sigas escribiendo capítulos en tu diario y, sobre todo, que los disfrutes al máximo.
¡Un beso!
Patri.