Dicen que en ocasiones no hay próxima vez ni segundas oportunidades posibles, que es ahora o nunca.
Que las cosas que importan, rara vez caen del cielo. Te las has de ganar. Que un solo intento no suele ser suficiente, que caerás a menudo y que lo valiente es volver a ponerte en pie. Y seguir andando.
Que hay cosas que si no las empiezas, no sabes cómo terminan. Que no todas las corazonadas se cumplen. Que, a menudo, hay que arriesgar y salir de lo conocido. Probar algo nuevo. Ir más allá. Y perder el miedo a perderte.
Que por mucho que digan que segundas partes nunca fueron buenas, las hay que sí lo son. Y mucho. Las hay que son la versión mejorada tras una mala experiencia. El acierto tras un prueba y error. La luz que empieza a aparecer cuando se distingue el final del túnel.
Que, a veces, todo lo que hace falta es un pequeño empujón.
Que tirarse de cabeza no es siempre la primera opción. Ni la más fácil. Pero sí suele ser la más efectiva. Y la más rápida. Tan sencilla como coger carrerilla, cerrar los ojos y zambullirse de lleno. Nadar ya vendrá luego.
Que lo útil es equivocarte y aprender de ello. De tus errores. Hasta los más vergonzosos. Que quizá necesites infinitos tropezones para abrir los ojos, para darte cuenta de que algo falla y hay que cambiar. De que hay que aprender a desaprender. Que todo es cuestión de práctica. Y de saber reconocer los fallos.
Que hay quienes nunca cambian. Que desaprovechan las oportunidades que se cruzan en su camino. Por orgullo, por estar mirando hacia otro lado, por no reconocerlas. Por no saber ver el valor que tienen o por ser simplemente tontos.
Y dejan escapar segundas oportunidades que rara vez se repiten.
La oportunidad de perdonar fallos y olvidar cuanto antes. Porque el primero en perdonar, es el más feliz siempre.
Una segunda oportunidad es admitir que se puede cambiar. Y mejorar. Que las soluciones se buscan, las ocasiones se aprovechan y los errores no se repiten. Que no todo es de usar y tirar, y menos las personas.
Una segunda oportunidad es tener no sólo los ojos abiertos, sino la mente. Y más aún el corazón. Porque no daña quien quiere, sino quien puede. Que hay que aprender a dejar ciertas cosas fueras. Y a alejar a ciertas personas.
Cuanto antes mejor.
Que las oportunidades se aprovechan cuando llegan.
Y que las segundas pueden ser las mejores.
Patricia Ayuste.
6 Comentarios
elbauldelasvidas
13 octubre, 2015 a las 10:25 pmAprender a desaprender sin duda es muy importante. Escribí sobre eso hace poco y pienso que a veces, es necesario reinventarse. Dejar de lado todo lo aprendido hasta ahora y ver qué te depara la vida. Arriesgarse a ser feliz. Porque quién sabe qué puede pasar si te arriesgas.
¡Me ha gustado mucho!
Entre suspiros y un café
14 octubre, 2015 a las 6:35 amArriesgar y no dejarse vencer por el miedo o la comodidad es la clave. Decidirse a dar ese paso, salir de la zona de confort que tan de moda está. A veces no es fácil, pero tanto si sale bien como si no, se aprende mucho de ello.
Muchas gracias por leerme. ¡Saludos!
Patri.
eintagmitpepa
15 octubre, 2015 a las 8:47 amHola Patri!
Yo tampoco soy de las que deja para manana lo que puede hacer hoy, dejar las cosas pendientes o a medias me vuelve majara! Me encanta el nuevo look del blog 🙂
Un saludo desde Berlin!
http://www.eintagmitpepa.com
Entre suspiros y un café
15 octubre, 2015 a las 6:48 pm¡Gracias guapa! Me ha costado decidirme pero ya he dado el salto 🙂
¡Besotes desde Valencia!
Andrea
18 octubre, 2015 a las 11:29 amEnhorabuena por el post, estoy totalmente deacuerdo contingo, con respecto a la ley de Murphy yo tengo un lema contra y es una continuación de ella: como la propia ley dice si algo puede salir mal saldrá mal entonces si la ley de murphy puede salir mal…. Saldrá mal
Logica pura y dura ??
Saludos y gracias por el post
Entre suspiros y un café
18 octubre, 2015 a las 1:25 pm¡Muchas gracias Andrea! Me gusta esa lógica de tomarse la Ley de Murphy 😉
¡Un saludo! Y gracias por leerme.