Entre Suspiros y un Café
Autoestima

De lo que te pierdes

Dicen que, a veces, es necesario perderse para poder encontrarse.

camino

Que nunca llegas a apreciar el valor real de algo o de alguien, hasta que se esfuma de tu vida. Hasta que lo pierdes por méritos propios. Hasta que hace la maleta y desaparece. Hasta que se pierde toda relación y no hay segunda oportunidad a la espera.

Que es precisamente por eso por lo que lo pierdes: por no haberlo sabido valorar a tiempo. Da igual el motivo o la excusa que se te ocurra.

Ya sea porque lo has descuidado con descaro y sin miramiento. Porque te has olvidado con asiduidad y sin disimulo. Porque te has acostumbrado a ponerte en primer lugar, a pensar sólo en ti, o en lo que menos importa, y a mirar a menudo hacia el lado equivocado. Porque te has habituado a escuchar a quien no y a hacer oídos sordos a quien sí.

Las intenciones, sin hechos, no valen.

Que es ley de vida perder a personas con el paso del tiempo. Que da igual la importancia que un día tuvieran, las promesas que os hicierais y que no te imaginaras la vida sin ellas. Que ya sea por orgullo, por egoísmo o por cabezonería. Por cambio de pareceres, por una distancia que fue de menos a más o por una discusión más o menos épica.

Que hay caminos que un buen día se separan. Y toca elegir nueva dirección.

Quizá era una gran amistad que poco a poco se enfrió. Quizá fue por no pedir perdón a tiempo. Por no decir las cosas o por cómo se dijeron. Por no haber estado en momentos clave o por haber dejado de estar de la noche a la mañana.

Quizá era el amor de tu vida. Hasta que lo borraste de ella a base de palabras inadecuadas y señales equivocadas. De inconveniente indiferencia y muestras de cariño contenidas y contadas. De gestos que hablaban por sí solos y silencios que creaban distancias que llegaron a ser insalvables.

silencio

Porque “una de cal y otra de arena” no siempre sale bien. Porque lo poco gusta y lo mucho cansa, al igual que cansa dar y apenas recibir. O no recibir nada de nada. Porque la paciencia puede no ser infinita y que se plante el día menos pensado.

Porque mantenerte en tus trece te puede hacer perder mucho más de lo que ganas.

Porque no siempre funciona bien eso de jugar con fuego. Aunque creas tener el control, puedes acabar en combustión espontánea. Esa que empieza en el interior y para cuando se hace visible ya no hay forma de pararla. Esa de la que sólo quedan cenizas para recoger y no queda nada en pie para salvar.

Quizá fuiste consciente de que algo fallaba. Quizá te acomodaste en el “ya se verá” e hiciste tuyo el “deja para mañana lo que no quieras hacer hoy”.

Quizá preferiste dejar la solución en manos del otro y hacerle único responsable. Regalarle una mochila cargada de cosas que no funcionan, esperando que las arreglara. Todas. Y sin tu ayuda. Sin darte cuenta de que, aunque te quitaras ese peso, no ibas a sentirte ni más libre ni más ligero. Ni más limpio de culpa. Que las relaciones son cosa de dos.

Y que no hay más ciego que el que no quiere ver.

Que hay veces que no quieres ver lo que tienes delante. Que te cuesta quitarte la venda y aceptar la realidad. Que tiendes a edulcorar las cosas y a quitar importancia a lo que sí lo tiene. Que, a menudo, la tentación de salir corriendo sin mirar atrás es grande. Muy grande.

Y que, mientras no hagas nada por remediarlo, te vas a quedar detrás.

Que las espinitas solo salen si decides quitarlas.

Y aceptar la derrota te acerca a tu siguiente victoria.

ganar

Que perder no siempre es malo, al contrario. Lo terrible es dejarse vencer como norma. Olvidar a propósito lo que sabes. Dejar de bailar tu canción favorita o bailar a solas cuando tienes con quien bailar. No sacar tu genio cuando toca. O sacarlo a la mínima ocasión y dar respuestas de las que puedas arrepentirte. De las que sabes que no son las buenas.

Que lo malo es tirarte piedras sobre tu propio tejado o esconder la mano tras haberlas lanzado.

Que es cierto aquello de que es fácil que tropieces con la misma piedra. Varias veces para más inri. Y que, por no cambiarla, vuelvas a caer.

Pero lo que también es cierto es que, el problema no será ella, sino tú.

Porque incluso aunque quites la piedra, es necesario que aprendas a andar bien. Porque siempre habrá otras piedras, baches o inconvenientes que te hagan caer.

Que lo importante nunca es la caída, sino el levantarse.

Que pierdas el miedo a ganar.

Y que pierdas el miedo a perder.

 

Patricia Ayuste.

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9 Comentarios

  • Responder
    Compartiendo Macarrones
    27 enero, 2016 a las 7:51 pm

    Qué bien escogidas palabras. Me alegro que mi post no sólo te gustara, sino que te sirviera para reflexionar y escribir este post, con el que no puedo estar más de acuerdo. Creo que lo más duro no es sólo afrontar el problema sino reconocerlo, muchas veces por orgullo o por ego, nos negamos a asumir que nos hemos equivocado, y así no hay forma de resolver el problema.

    Un abrazo enorme, sigue escribiendo tan bien Patri.

    • Responder
      Entre suspiros y un café
      27 enero, 2016 a las 9:50 pm

      Gracias a ti Elvira por esos inspiradores fragmentos que nos regalas. Como te comenté, con esa reflexión me sentí más que identificada, y sumado a un par de recientes disgustos, me ayudó a poner por escrito lo que sentía.

      Me alegra muchísimo tu comentario y que te guste lo que escribo, ¡un placer!
      Besos 😉

  • Responder
    elbauldelasvidas
    27 enero, 2016 a las 8:31 pm

    ¡Sin palabras! Me ha encantado este post. Pienso que hay que valorar cada detalle, y no cuando ya no está, sino cuando viene y en todo su proceso. Es la mejor manera de disfrutar de las cosas.

    PD: Me gusta el nuevo diseño. Yo no consigo dejar mi blog como quiero, algún día te pediré un tutorial jaja.

    Un besazo y fantástico como siempre 🙂

    • Responder
      Entre suspiros y un café
      27 enero, 2016 a las 9:52 pm

      ¡Gracias! Ha sido un poco difícil reflejar en palabras todo lo que me bullía en la cabeza, pero creo que lo he conseguido. Y en cuanto al diseño, como siempre digo… prueba y error 😉

      ¡Un beso enorme! Y gracias por estar siempre ahí 🙂

  • Responder
    lachicadelquinto
    28 enero, 2016 a las 10:57 am

    Me ha parecido muy interesante tu reflexión pero también se puede dar la vuelta y pensar en todas esas personas que nos han perdido a nosotros, por su propia cabezonería u orgullo. Personas que no han sabido estar a nuestro lado cuando han tenido que estar, esas personas que una vez que se han ido eres tú quien no quieres que regresen más. Ese “si no estuviste en tal o cual momento, tampoco ahora”
    Un beso enorme y feliz día

    • Responder
      Entre suspiros y un café
      28 enero, 2016 a las 9:48 pm

      Me encanta la perspectiva que sabes darle a las cosas Bea. ¡Gracias! Porque reconozco que no le había dado la vuelta, como bien propones. Y visto así, es cierto que hay gente que no nos sabe valorar y que acaba ganándose ese “ni ahora ni nunca”…

      ¡Un beso grande guapa!

  • Responder
    beacm_
    28 enero, 2016 a las 3:55 pm

    Vaya, me he sentido muy identificada. Hay una persona que sigue siendo muy importante para mí que perdí… Espero algún día armarme de valor para volver a hablar con esa persona. ¡Gran post! Besazo enorme.

    • Responder
      Entre suspiros y un café
      28 enero, 2016 a las 9:49 pm

      Plantéate que ahora es el mejor momento de resolver lo que tienes en las manos. Cuando más tiempo pase, más crece la distancia y más insalvable se hace.

      ¡Un beso grande!

  • Responder
    Gracias – Entre suspiros y un café
    31 diciembre, 2016 a las 6:21 pm

    […] por hacerme aprender que lo que te pierdes nunca vuelve. Porque así aprendes a valorar, a vivir, a saborear. Lo que tienes y lo que no. Cada […]

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