Dicen que las cosas tienen un plan secreto para suceder, que no hay nada que ocurra por simple y llana casualidad.
Que el azar no decide sobre qué o quién llega a tu vida, en qué momento o de qué modo. Ni la suerte. Ni ningún tipo de bendición, excusa o capricho al que te quieras aferrar. Que no hay ningún destino escrito ni varitas mágicas para ocasiones especiales que te saquen de un aprieto o te den aquello que más quieres.
Que hay quienes llegan y entran por la puerta grande. O por la trasera. Con fuegos artificiales. O apenas de puntillas. Que, quienes han de llegar, llegan. Que no hubieran podido llegar de ninguna otra manera. Ni en ningún otro momento. Que hay cosas que no se pueden jamás anticipar o prever.
Y que hay situaciones que no se pueden evitar.
Que da igual las resistencias que puedas tener, que le plantes cara a lo que no te gusta o que pretendas que algo no está pasando. Que no quieras ver o sentir algo. Que trates de ignorar aquello que te hace daño. Que te coloques tras un velo, una venda o un muro de piedras bien alto.
O puede que llevaras tiempo esperando. Y hasta desesperando. Tratando de reconocer esa pista que despejara tus dudas o aclarara tus ideas. Tratando de escuchar ese pistoletazo de salida que te empujara hacia delante. O puede que realmente no lo esperaras para nada.
Pero que, en realidad, todo lo que se te presenta, lo hace con un motivo. Aunque no lo veas a primera vista. Un para qué. Una razón. Aunque, a veces, sea difícil de digerir. Que si bien no todas las preguntas tienen respuestas, hay cosas que da igual que no entiendas.
Que la vida está para vivirla, no para comprenderla.
Que, en ocasiones, llega lo que más falta te hace. Lo que más puede ayudarte. Lo que puede sacarte del pozo, de casa, de un mar repleto de dudas. Cuando sientes que no sabes por dónde salir, hacia dónde mirar o por dónde empezar. Cuando toca mover ficha, cambiarte de zapatos o decidir entre dos salidas.
Cuando necesitas cambiar algo y no sabes bien el qué.
Cuando quieres cambiar algo en ti y no te decides a empezar.
Que hay quienes son pura revolución. De las que lo ponen todo patas arriba y hacen que te replantees a fondo tu propia vida. Tu forma de verla. Tu forma de sentirla. Quienes lo cambian todo.
Quienes son un antes y un después.
Que hay cambios que te abren los ojos, te despiertan los sentidos y te obligan a reaccionar. A elegir. A moverte. A tomarte más en serio y no dejarte en el limbo.
Que hay momentos que te muestran que vivir en primera persona es obligatorio, que nada es para siempre y que cualquier enseñanza cuenta. Sobre todo, las demasiado amargas.
Que las casualidades no existen.
Y que las cosas que pasan, y las que no, es por algo.
Patricia Ayuste.
4 Comentarios
Pepa
22 enero, 2017 a las 4:05 pmNo puedo estar más de acuerdo Patri! Muy bonito ?
Entre suspiros y un café
24 enero, 2017 a las 7:21 am¡Muchas gracias guapa!
Un besote muy fuerte 😉
Soldadito Marinero
23 enero, 2017 a las 9:00 pmVivan las casualidades 🙂 http://soldaditomarinero.com/por-casualidad/
Entre suspiros y un café
24 enero, 2017 a las 7:24 am¡Mira qué coincidencia! 🙂
Un saludo.