Entre Suspiros y un Café
Amor propio

Apunta a las estrellas

Dicen que el día de tu cumpleaños el sol vuelve a la posición exacta en que se encontraba el día en que naciste.

Como si te regalara una nueva oportunidad. Otros 365 días hasta la siguiente vuelta. Que dibuja un viaje al punto de partida de tu historia, a tu origen, al comienzo de todo.

Tu todo.

Y puede que en ese momento sientas que te has perdido entre tanta vuelta. Que no estás donde te gustaría, que no sabes dónde estás ni cómo volver a tu órbita. Puede que incluso no tengas ni la más remota idea de qué quieres o cuán lejos estás de conseguirlo. Y que no pasa nada porque todo pasa. Que tarde o temprano encuentras lo que buscas. O algo que se le parece. O incluso algo mucho mejor.

Que ofuscarse no ayuda y que, cada día de nuevo, sale el sol.

Que hay cosas que no son para tanto. Y que, demasiado a menudo, son nada. Que lo que hoy parece un mundo, mañana es un vago recuerdo, como mucho. Que de tus más sonoros tropiezos es de lo que más aprendes, que hay neuras que de un bufido alejas y que los grandes retos te esperan ahí fuera.

Que puede que no sea fácil, pero seguro que valdrá la pena.

Que puede que sientas que las cosas no han salido como esperabas. Que no has hecho los mil y un viajes que planeabas, que no has ido a todas las fiestas que prometiste no perderte y que muchos de tus sueños se han quedado en meras palabras. Pero que es pura suerte que las cosas no siempre salgan como querías. O incluso que salgan de una manera totalmente distinta. Para hacerte ver que hay más mundo ahí afuera, para que te pasen otras muchas cosas.

O para que te pongas las pilas de una vez por todas.

Que enfadarse es perder tiempo y ganar arrugas. Que nada ni nadie es tan importante como para dejar que te quite el sueño, te hunda en la miseria o te obligue a cambiar de rumbo. Que quien te quiere, hace todo lo contrario.

Que quien te quiere bien, te acompaña. Y punto.

Que, a veces, es mejor hacerse a un lado. Y dejar de estar para todo(s). Dejar de luchar en guerras que no te corresponden y, ni mucho menos, tratar de ganar en todas ellas. Que la paz, dicen, puede ser mejor que el desgaste de querer llevar razón.

Que mejor acercarse a esas estrellas que te enseñen a brillar.

Que no hay nada mejor que ser tú y que, por mucho que creas tener la razón, la vida te puede sorprender cuando menos te lo esperas. Que es bueno dejarse sorprender y cambiar de planes tantas veces como haga falta. Y tratar de ser feliz en lugar de ser perfecto.

Y confiar en que lo mejor, todavía está por llegar.

Que es mejor dejar de acumular por acumular y andar lo más ligero posible. De equipaje, de frustraciones y de miedos. De cualquier otra cosa que no sean sueños. Y energía. Y ganas.

Que el amor, por suerte, no es como lo pintan en las películas, ni en las canciones, ni en los libros. Porque, cuando es real, es mil veces mejor.

Que hay personas que son abrigo del verdadero. Del que ayuda a superar los días de frío. Del que resguarda contra la lluvia, el viento y los temporales. Del que persiste el paso del tiempo. Que son una suerte. Pero que hay que cuidarlas.

Que las personas pueden ser eternas, pero los abrazos no. Que mejor darlos ya, hoy, que no quedarte con el cariño entre los dedos. Y la rabia de no haber abrazado a tiempo.

Que no sirve de nada guardarte lo que sientes. Para ti y solo para ti. Que es mejor llamar a las cosas por su nombre y mirar a los ojos cuando hables. Que no hay mal que cien años dure. Ni pena. Ni vergüenza.

Que es mejor ir donde te quieren, donde te buscan y donde te esperen, que andar dando tumbos donde ya sabes la respuesta. Y que, además, no te gusta nada. Que muchos te buscan pero pocos quieren encontrarte de verdad. Pero que, quien lo hace, se queda para siempre.

Y que los abuelos nunca se van del todo.

Que si le das una oportunidad a los pequeños detalles, se convierten en las grandes alegrías. En gratas sorpresas. Y en las mejores personas. En las sonrisas que luces hasta en los días grises. En los recuerdos a los que vuelves cada vez que lo necesites.

Que el mayor regalo que tienes en la vida es el tiempo. Y que es una auténtica locura perderlo. Desperdiciarlo sin sentido, creyendo que habrá tiempo de descuento o que habrá ocasión de recuperarlo. Que es mejor invertirlo en quien apuesta por ti.

Que si sueñas, que sea bien alto. Y buscando la estrella más lejana.

No en vano dicen que si apuntas a las estrellas, llegarás a la luna.

 

Patricia Ayuste.

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4 Comentarios

  • Responder
    Pepa
    6 marzo, 2020 a las 4:34 pm

    Que bonito ❤
    ¡Es un placer leerte!

    • Responder
      Patricia
      6 marzo, 2020 a las 5:38 pm

      ¡Gracias bonita! El placer es mío de tenerte como lectora 🙂

      ¡Un abrazo grande!

  • Responder
    íñigo l
    7 marzo, 2020 a las 9:17 am

    ¿Es tu cumple? pues un beso, y sino guárdalo para cuando sea.

    • Responder
      Patricia
      7 marzo, 2020 a las 9:30 am

      ¡Gracias Íñigo! Lo fue ?

      ¡Un saludo!

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