Sentir de lleno el aire en la cara. En los pulmones. En tu sonrisa.
Asomarte de nuevo a la vida. Un ataque de cosquillas. Aplaudir por emoción. Las risas descontroladas. Cine con olor a palomitas. Tu grupo favorito en vivo. Leer en un parque. Ver cómo se esconde el sol. Hundir los pies en la arena de la playa. Mojarte bajo la lluvia. Contar los colores del arco iris.
Vivir en modo slow. O inventártelo. Andar sin rumbo. No tener prisa por llegar. Ni miedo a equivocarte. Perderte por tu ciudad. Ir y venir sin justificantes. Salir sin salvoconductos. Quedarte porque te apetece. Que te sobren motivos. Que se acorten las distancias.
La tranquilidad del bosque. El olor a tierra húmeda. La caricia del sol. Abrazar un árbol. Soplar un diente de león. Pedir más de un deseo. Buscar un trébol de cuatro hojas. Creer en la suerte. Silbar. Dormir sobre el césped. Deslizarte por un tobogán.
Quitarte la mascarilla. Soltar temores. Eliminar barreras. Aligerar el peso de tus hombros. Y el nudo de la garganta. Que las noticias no asusten mucho. Ni las estadísticas. Despertar de una pesadilla. Despertar con una enorme sonrisa. Volver a tener compañía.
Hacer las maletas. Volar entre las nubes. El traqueteo del tren. Sumar kilómetros de buenos momentos. Llegar a un nuevo hotel. Ver el mundo a través de tus fotos. Un crêpe en París. El atardecer desde Brooklyn Bridge. Regresar pensando en el siguiente. Tachar un viaje de tu enorme lista. Y que estés deseando volver.
Elegir. Que las oportunidades tiendan a infinito. Crear bonitas rutinas. Las siestas hasta entre semana. Descubrir un nuevo restaurante. Las natillas caseras. El olor a bizcocho recién horneado. Chocolate en la barbilla. Disfrutar sin hacer nada.
Volver a lo simple. Cumplir alguna de tus listas. Color en las mejillas. Aprender algo nuevo. Tararear tu canción favorita. Las respiraciones y el yoga. Improvisar sobre la marcha. El subidón de los viernes. Subir a la noria. Las noches que se te van de las manos.
Reír con amigos. Celebrar entre familia. La voz de los abuelos. Cumpleaños alrededor de una tarta. Disfrutar de un café en una terraza. Una sorpresa de las buenas. Mensajes de ya he llegado. Memes para llorar de risa. Brindar por cualquier motivo.
Acariciar con los cinco sentidos. El contacto piel con piel. Volver a dar la mano. Escuchar sin necesidad de altavoz. Mirar a los ojos. Susurrar al oído. Las segundas oportunidades. Amor más allá de la pantalla. Multiplicar los besos. Entregarte en cada abrazo. Y hacer de cada uno de ellos tu refugio.
Y así, un largo etcétera para cuando todo esto pase.
Patricia Ayuste.
2 Comentarios
tallerespanol20
3 abril, 2020 a las 8:13 pmQue bonito Patricia. Te tomo la palabra y empiezo a hacer desde ya esa lista de etcéteras.
Aunque reconozco que ya se me acumulan las ideas. Cuídate mucho. Un abrazo 🙂
Patricia
3 abril, 2020 a las 9:10 pmSeguro que ideas no te faltan, ¡y cómo me alegro de ello?
Por cierto, ¿nuevo proyecto a la vista? Deseando me cuentes 🙂
Un abrazo, ¡feliz fin de semana!