Aléjate de quienes están en guerra con ellos mismos, rompe círculos que ya no suman a tu vida y pierde lo que debas perder para recuperarte.
Y para recuperar tu paz.
Echa el freno en cuanto sientas que andas por un camino que te agrada más bien poco o nada. Cuando notes que, cada cierto tiempo, te falta el aire, te fallan las rodillas o se te saltan las lágrimas. Cuando el nudo en el estómago sea demasiado evidente como para ignorarlo.
Frena cuando sepas que, seguir adelante, ni te hace feliz, ni te aporta nada bueno. Sea un trabajo, una persona o lo que sea.
Baja el ritmo cuando el agobio te pise los talones y estropee algunos o muchos de tus planes. Cuando veas que no llegas a nada, que el tiempo no te alcanza para lograr tus mínimos o que vives sin vivir. A remolque. Sin disfrutar del hoy por pensar en el mañana. Sin celebrar tus logros por pensar demasiado en tus tropiezos.
Cuidarte pasa por saber a qué decir no sin ninguna duda.
Como también pasa por perder el miedo a las tormentas, a los rayos y a los cielos encapotados. Quitarte la idea de que los días malos siempre acaban mal, porque algunos lo hacen, pero la mayoría terminan arreglándose.
Porque todos, sin excepción, no duran más allá de 24 horas. Incluso los peores días de tu vida.
Date cuenta de que te apagas un poco cada vez que dejas de creer en ti. Cada vez que das más fuerza a lo negativo, a tus defectos, a tus salidas de tiesto. Cada vez que pones el foco en tus pérdidas, en tus caídas –por tontas o embarazosas que fueran–, en cada ocasión en que, sea por lo que sea, las cosas no salieron como tú querías. Cada vez que te descuidas, te castigas de más o dudas de cada una de tus posibilidades.
Te apagas también cada vez que olvidas que tu paz mental no es negociable y va primero que lo demás.
Como tú. Aunque tan a menudo te ignores y omitas que vas primero. Que eres tu mayor prioridad. Que tus sueños no deberían de ir siempre al final, a la cola, a la espera de mejores momentos. O de arañar minutos de aquí o de allá. Porque ni tú, ni tu ilusión deberíais quedar en segundo plano, sino estar en primera fila, en el encabezado de tu lista, en tus primeras intenciones de cada día. Y no dejaros para luego. O para nunca.
Dejar tu felicidad para después es no haber entendido lo efímera que es la vida.
Como seguir apostando por aquello que no funciona. Lo que, por más que trates de arreglar, de poner en marcha o de devolverle la vida, no tiene cabida en tu futuro. Lo que lastima. Lo que daña. Lo que roba demasiada energía. Lo que hoy ya no te hace feliz y, sabes, que no lo hará más.
Porque, a veces, lo más sano es decir adiós, dar las gracias y marcharte. Por mucho que desees quedarte un ratito más.
Igual que es sano recordar que algunas circunstancias –y ciertas personas– sí pueden esperar. Aquello que te bloquea, que te hace más mal que bien o que resulta una verdadera carga que te impide moverte. Todo fuego que no sea tal y que pueda aguantar hasta mañana. O hasta nunca. Todas esas urgencias que no lo son tanto y todas esas prisas que no van a ningún lado.
En búsqueda de tu propio equilibrio para que las cosas fluyan, la motivación para que tus planes salgan adelante, por muchos baches o recortes que sufran y el espacio donde sientas que tu mundo tiene sentido y que las cosas son fáciles o tienen solución. Allí donde los imposibles no lo son tanto y se pueden lograr
Y recordar más a menudo que, si no estás bien para ti, no estás bien para nadie más.
Porque la verdadera magia empieza por creer en ti. Por ir en serio con tus sueños. Por no desanimarte cuando granice sobre ellos. Por mantener la esperanza al máximo, tus ánimos altos y tus ganas intactas. Por tener fe en cada una de tus posibilidades.
Porque si crees en ti, puedes lograr lo que te propongas.
Porque hay quien dice que si crees en algo, puedes crearlo. Y que, tanto si crees que puedes como si no, estás en lo cierto.
Que tu paz mental comienza con tu propia sonrisa.
Y que sonreír es siempre mejor que la otra alternativa.
Patricia Ayuste.
8 Comentarios
!Areg710831
17 September, 2023 a las 9:32 pmUna lectura que se convierte en un bálsamo para el alma. Sigo tu blog hace bastante tiempo y te agradezco que compartas esas reflexiones. Saludos desde Perú.
Patricia Ayuste
18 September, 2023 a las 5:06 pmMuchas gracias, me alegra mucho que te haya gustado esta última reflexión, así como las anteriores 🙂
Un saludo, feliz semana.
Moly
18 September, 2023 a las 9:09 pmYo también te lo agradezco mucho porque me encantan tus escritos, tus reflexiones. Esta, en concreto, me tocó, muy muy hondo. Un abrazo
Patricia Ayuste
19 September, 2023 a las 9:46 pm¡Muchas gracias, Moly! Me alegra mucho saber que mis palabras te han llegado 🙂
¡Bienvenida!
Pepa
22 September, 2023 a las 4:46 pmEstoy en una fase en la que todo lo que cuentas se ha convertido en mi filosofía de vida.
Me encanta y voy a ponerme al día con el resto de posts. Un abrazo.
Patricia Ayuste
24 September, 2023 a las 8:19 pmMe alegra mucho saber que te estoy sirviendo de alguna manera en esta etapa 😉
Un abrazo enorme.
Anita Blanco
6 November, 2023 a las 7:44 pmMucha información valiosa para reflexionar y trabajar.
Un abrazo!
Patricia Ayuste
7 November, 2023 a las 9:30 pmMuchas gracias, Anita, y bienvenida 🙂
Un abrazo de vuelta.