No deberías olvidar que la sonrisa es el espejo del alma. La distancia más corta entre dos personas. La curva que todo lo endereza. Algo que cuesta poco y que puede hacer feliz a muchos. La demostración de que estás bien. Un pequeño gesto capaz de mover mundos.
No deberías olvidar que las cosas no siempre funcionan a la primera. Ni a la segunda. Que algunas no funcionan ni a la de tres. Que, a veces, hay que dejarlas estar. Que, la mayoría, requieren su pequeña dosis de paciencia, de esfuerzo y de tiempo. Hacer y deshacer. Probar de todas las maneras posibles. Y aceptar que no todas salen bien
Y que hay dramas que no lo son tanto.
No deberías olvidar que todo lo que en algún momento sube, puede bajar de la peor de las maneras. Que hay caídas que duelen y de las que levantarse cuesta un poco más de lo habitual. Pero que todo pasa, sin excepciones. Hasta los días más feos, los momentos más oscuros e incluso la mejor de las noticias.
No deberías olvidar que ni todo es blanco o negro, ni es oro todo lo que reluce. Que las apariencias engañan demasiado. Que cada uno tiene sus propios demonios y pelea en una batalla distinta a la tuya.
Que pedir ayuda es de humanos. Y de sabios.
No deberías olvidar que a todo aquello a lo que le das poder es susceptible de dominarte. Sean miedos, frustraciones o rencores. Que solo cuando lo afrontas eres capaz de superarlo y dejarlo atrás. Que la realidad pocas veces supera a la ficción y que, demasiado a menudo, tus peores temores solo existen en tu cabeza.
Y que, en ocasiones, lo que ayuda es gritar bien fuerte.
No deberías olvidar que romperte es parte del juego. Que cargar un gran peso sobre unos hombros cansados puede acabar muy mal. Que llorar puede ser más que necesario. Y liberador. Que ayuda a salir lo que no eres capaz de sacar de ninguna otra manera.
Y que hay cosas que es muy malo guardarse dentro.
No deberías olvidar que no hace falta llegar siempre a todo, ni estar para todo el mundo. Que el error es no estar para ti. Que las prisas nunca serán buenas, que mirar hacia otro lado no soluciona nada y que callar demasiado puede acabar en la peor de las tormentas.
No deberías olvidar que, demasiado a menudo, padeces más por lo que piensas que por lo que en realidad sucede. Que a veces te complicas de más. Buscas donde no hay. Te escondes donde no debes.
Y callas en lugar de hablar.
No deberías olvidar que tener la razón es relativo y que no siempre te trae lo que quieres. Que la paz se gana sabiendo perder y aceptando que las cosas no siempre salen como uno espera. Y saber dónde es mejor no estar y de quién es preciso alejarse.
No deberías olvidar que las personas recordarán más lo que haces que las promesas que alguna vez dices. Que hay palabras capaces de frenar cualquier tempestad. Que agradecer nunca está de más.
No deberías olvidar que la felicidad no está en otras manos que no sean las tuyas. Que no todo el mundo te puede hacer feliz. Que hay quienes no sabrán, quienes ni lo intentarán y quienes fingirán hacerlo. Que solo daña aquel a quien tú permites. Y que por mucho daño que te hagan, ya existías antes de eso, y saldrás también de ello.
No deberías olvidar la magia de las primeras veces. Los minutos previos a. La ilusión antes de. Contener la respiración para no chafar una sorpresa. La sonrisa de después. Las pequeñas alegrías. Las risas desmedidas. Las miradas cómplices.
No deberías olvidar que la vida es una caja de sorpresas. Que no siempre podrás elegir el signo y, a veces, te llevarás las más amargas. Pero que también las habrá bonitas, las que compensen todo lo anterior. Las que te animen a seguir adelante.
Las que te ayuden a creer todavía más.
No deberías olvidar que la edad es un estado mental, que tu actitud marca tu vida y que la diferencia está en tu modo de ver las cosas. Que la tristeza en necesaria pero la felicidad es una decisión. Que nunca es tarde si de verdad quieres ponerte a ello. Que los sueños se persiguen.
Y de los errores es de lo que más se aprende.
No deberías olvidar que nunca sabes cuándo puede ser la última vez. Que el tiempo vuela y hay oportunidades que no llaman dos veces a tu puerta. Que lo que no demuestras hoy, quizá te lo hayas de guardar para siempre. Que el amor es una de las mejores medicinas y que cualquier momento puede ser especial.
No deberías olvidar que vida no hay más que una. Que cada año es único, por duro o complejo que sea. Que cada día que se va no vuelve y que cada amanecer tiene su magia. Que arrepentirse es demasiado fácil y vivir es la única asignatura que importa.
No deberías olvidar que cada segundo que te dedicas, estás invirtiendo en ti. Que te debes el ponerte en primera posición. Ser tu mejor cómplice. Perseguir tus suspiros y abrazarte cuando nadie más lo haga. Perdonarte más.
Querer la vida que vives o buscar la manera de vivirla.
No deberías olvidar que lo bueno siempre se hace esperar. Pero llega.
Y que lo bueno, de verdad, nunca se olvida.
Patricia Ayuste.
2 Comentarios
Pepa
6 diciembre, 2020 a las 5:11 pmNo podría estar más de acuerdo con cada uno de tus párrafos.
Me ha encantado. ¡Un abrazo!
Patricia Ayuste
6 diciembre, 2020 a las 6:50 pm¡Gracias, guapa! Me alegra que compartamos forma de ver y entender la vida 😉
Un beso enorme.