Él.
El chico de la bonita sonrisa. El que hizo temblar tu mundo desde la más temprana mirada. El que te aceleraba el pulso, los latidos, la respiración. El que parecía haber salido de tus sueños y haber estado esperando la ocasión para presentarse en carne y hueso.
El que pasó de amigo a imprescindible en un visto y no visto. Una de esas personas fáciles. De querer, de admirar, de estar a su lado. Quien te gana con la palabra, te engancha con sus ojos y te envuelve con sus gestos.
Él. Que te contagió su alegría y su ansia por la vida. Con quien las confidencias tocaban profundidad y las horas volaban de su mano. Con quien bailar te hacía olvidar y la improvisación era pura magia. Adictiva. Necesaria.
Él. Quien te deseaba los buenos días y te regalaba un beso de buenas noches.
Alguien en quien confiar lo que a otros no te atreverías a mostrar ni una décima parte. Un amigo con mayúsculas, de los que sabes que no hay otro igual. Y una delgada línea demasiado fácil de cruzar… y enamorarte sin darte apenas cuenta.
Tú. Te colgaste de su risa musical, de su alegría desenfadada y de esos mensajes en los que creías ver más de lo que había. De su falta de miedo, vergüenza o interés. De sus chistes malos. Sus andares despreocupados. Sus abrazos en los que sentías que el tiempo se detenía y que nada más allá importaba.
Tú. Empezaste a contar los minutos que pasabais separados, los segundos de más que te miraba a los ojos, las horas que sumabais a vuestra historia. Las sonrisas al verte, las eternas despedidas y las confesiones bajo la luz de la luna.
Tú. Y tu ceguera. La que no te permitió ver que la lluvia se colaba en aquel pretendido edén. Que no era todo como tú creías. Que la indiferencia empezaba a asomar, que el silencio ganaba terreno y las confidencias se espaciaban -demasiado- en el tiempo.
Tú. Y tus lágrimas. Las mismas que sustituyeron a las risas. Las mismas que llenaron el vacío que empezaste a sentir. Las que se multiplicaban al intentar borrar los recuerdos que ahora eran amargos y a diluir los planes que habías hecho de futuro.
Tú. Y tus dudas. Las de siempre y alguna más. Las de saber si algo de aquello fue real o fue una mala jugada de tu imaginación.
Dudas de ti, de él, de la luna que os iluminó.
Pero sabes que, las cosas pasan y que el tiempo borrará las lágrimas y te traerá otras risas. Otras confidencias. Otros temblores. Alguien con quien volver a bailar e improvisar sin miedo a equivocarte.
Sabiendo que las cosas no siempre salen como quieres y que hay personas que sorprenden. A veces, para mal.
Sabiendo que mañana te reirás de lo que hoy te apena.
Sabiendo que tú le quisiste, pero él te quiso un poco menos.
Patricia Ayuste.
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Marleah Make Up
11 septiembre, 2014 a las 1:43 pmMenuda historia… Pero más común de lo que parece. Hay veces que te ilusionas con una persona y ese amor, sea en la forma que sea, no es correspondido. Pero creo que lo mejor es lo que hizo la chica. lanzarse y ver qué pasa, aunque el resultado no sea el esperado. Pero si no, creo que es peor, porque idealizas continuamente a la otra persona y te quedas sin el saber qué hubiera pasado.
Besos!
Cecil Vedemil
11 septiembre, 2014 a las 5:20 pmMe siento demasiado identificada con este post. Me ha tocado mucho y me ha hecho mirar hacia atras, hacia un tiempo que (por suerte) ya he superado.
Un beso patri!!
xx Cecil
Entre suspiros y un café
11 septiembre, 2014 a las 7:31 pmComo bien dices, lo mejor es lanzarse y no quedarte con la duda. Los “y si” son muy malos compañeros de viaje…
¡Un besazo guapa!
Entre suspiros y un café
11 septiembre, 2014 a las 7:32 pmMe alegro que ya hayas dejado atrás una etapa que imagino triste. Lo importante es eso, que ya quedó atrás. Hay que seguir adelante, lo bueno vendrá seguro 😉
¡Un besazo Cecil!
Patri.
Ein Tag mit Pepa
14 septiembre, 2014 a las 3:08 pmque dificiles son esas situaciones, y lo dificil que es seguir adelante, crucemos los dedos…
Entre suspiros y un café
15 septiembre, 2014 a las 6:44 amMuy difíciles sí, pero de todo se sale y de todo se aprende 😉
¡Un besazo guapa!
Patri.
Little Morrui
30 septiembre, 2014 a las 8:14 pmMe hizo llorar…
Otra vez jaja.
¿Pero a quien no le ha pasado?
Después de todo, el que no arriesga no gana, el “no” ya lo tenemos.
Me encanta tu blog, saludos.
Entre suspiros y un café
1 octubre, 2014 a las 7:25 amExacto, la pregunta es ¿a quién no le ha pasado? Por eso creo que es una hitoria con la que es fácil identificarse. Pero no sólo hay que arriesgar, hay que vivir y aprender 😉
¡Un beso!
Patri.
María
8 diciembre, 2014 a las 6:04 pmHoli!!!
Aunque te lo he dicho mil veces, te lo vuelvo a decir, me encanta como escribes!!!
En cada post me siento identificada, en algunos mas que en otros :p, pero siempre hay algo que reconozco.
Besicos
Entre suspiros y un café
8 diciembre, 2014 a las 11:10 pm¡Gracias guapa! Por estar siempre ahí, por los consejos, las ideas, el apoyo y por aguantarme los días tontos. Me encanta saber que reconoces mis historias 🙂
¡Un besazo María!
Patri.
PD: por cierto, habrá continuación de la historia, y lo sabes 😉
Isabella
19 octubre, 2015 a las 4:22 pmLlevo meses siguiendo tu blog, me encanta. Gracias. Con esta historia, en estos momentos me siento bastante identificada, dificil ver como seguir adelante… sin el.
Saludos.
Entre suspiros y un café
19 octubre, 2015 a las 7:09 pmHay que seguir adelante Isabella, aunque cueste… Pensarás que es fácil decirlo, y más cuando viene de alguien de fuera, pero no hay que quedarse en el pasado, te pierdes todo el presente, que no es poco.
Yo siempre pienso que ese “algo” o ese “alguien” no era para mí, y que me espera algo mejor sin duda. Y poco a poco, centrándote en lo bueno que tienes a tu alrededor, al final remontas. Y llega el día en que todo es un recuerdo lejano que ya ni te duele.
Saludos,
Patri.