Dicen que, para obtener resultados distintos, has de empezar a hacer las cosas de otra manera.
Que tropezar con la misma piedra, incluso en más de una ocasión, es demasiado fácil, que quejarse de ello ayuda más bien poco o nada, mientras que aprender a reconocerla a tiempo para sortearla es harina de otro costal. Pero puede marcar la verdadera diferencia.
Que has de abrir los ojos, quitarte todas y cada una de las vendas que llevas y soltar hasta el último de tus prejuicios si quieres ver la vida como en realidad es. Si quieres exprimirla al máximo, captar las sutilezas y no dedicarte a pasar de puntillas por ella.
Aceptar que no siempre acertarás a la primera, que la inercia es mala consejera y que las prisas rara vez son buenas. Que vivir con el piloto automático no es vivir y que, a menudo, lo que más cuesta es ponerte en marcha. Pero que, si no empiezas, no llegas.
Y que nunca acaba lo que nunca empieza.
Que, aunque cada persona es un mundo, has de encontrar los motivos que hacen girar al tuyo. Las respuestas que a ti te sirven. Las ráfagas de aire para llenar tus pulmones. Las personas que te acompañen hasta en las horas bajas. Las razones que son tuyas, sin importar lo que otros piensen o digan.
Que deberás hacer cosas que nunca has hecho si quieres que las cosas cambien. Romper corazas, candados y escudos. Dejarte de excusas baratas, viejas costumbres y promesas que no piensas cumplir. Comprometerte contigo primero. Armarte de valor, de paciencia, o de lo que te haga falta. Y salir ahí fuera
Y enfrentarte a tus propios miedos.
Dejar de pensar y quejarte de que te falta tiempo y dedicarte a vivirlo entero. A no dejar escapar oportunidades por temer no estar a la altura. A aprovechar casa ocasión que se te presente aunque te lleve a un callejón sin salida. A no dejar pasar trenes por miedo a que no te gusten las vistas.
Que deberás tratar de hacer mejor las cosas, de decir lo que piensas y sentir sin tanto miedo. De hacer lo que realmente quieres y borrarte ese sabor amargo que se queda cuando cedes por cualquier otra cosa.
Encontrar tus propias formas, tus propios pasos, tus propios sueños.
Encontrar lo que te da sentido.
Encontrar tu para qué.
Patricia Ayuste.
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