Dicen que todas las cosas están ligadas por un lazo invisible.
Que toda causa tiene su efecto, que no hay reacción sin una acción previa y que eres libre de todos tus actos, pero no de sus consecuencias. Que recibes lo que das, recoges lo que siembras y lo que descuidas, lo pierdes. Que igual que hay cosas que pasan por algo, las hay que, por algo, no pasan.
Y que solo el tiempo siempre te demuestra el porqué.
Que aprendes más cuando te equivocas y te equivocas siempre que no lo intentas. Que hay puentes que son necesarios y parches que poco o nada arreglan. Que la mochila que pesa entorpece más que ayuda, que las piedras se saltan y no se guardan y que las quejas no te sacan de donde estás, sino que te estancan donde no quieres estar.
Que es mejor hacer algo o no hacerlo, pero no dejar las cosas a medias. Ni las ganas. Ni los sueños.
Que lo que no sale de tu mente, es harto difícil que salga de tu corazón. Que no hay barreras más altas que las que te inventas. Que la tristeza hay que vivirla para superarla, las lágrimas que no sueltas se oxidan y ser fuerte es cuestión de entrenamiento. Que lo fácil es complicarte la vida y lo difícil es saber elegir con quién complicarte.
Que solo cuando cambias tus pensamientos, cambias tu forma de ver el mundo.
Que, a veces, es necesario tachar lo que habías escrito, sin importar lo poco o mucho que llevaras. Releer los primeros párrafos, borrar las líneas escritas a lápiz y quitar tantos puntos suspensivos. Reescribir tus errores más tontos, tus páginas menos claras y tus sueños más profundos. Darte cuenta de que una hoja en blanco está para escribirse, no para temerla.
Y que lo que no se empieza nunca acaba.
Que cualquier empujón es una ayuda. A avanzar aunque sea a ciegas, a abrir los ojos antes de llegar al precipicio o a dejar atrás lo que tanto resta. A tocar el techo con tus dedos, a sentir el suelo como refugio o a mirar bien alto más allá de las nubes. Que no todos los paraguas te protegen del diluvio y las peores tormentas se originan por dentro.
Que siempre es mejor dar un paso que quedarte con la eterna duda.
Que el silencio puede romperse, los milagros existen y las posibilidades son todas las que te imagines. Que el sol sale siempre por el mismo sitio, que nunca falla. Que las puertas, igual que se cierran, pueden abrirse. Que tus manos son todo lo que a menudo necesitas, que hasta lo más tonto de alguna manera suma y que siempre hay una forma de llegar a cualquier sitio.
Y que es necesario saber cuándo elegir entre cabeza y corazón.
Que es vital buscar un final alternativo cuando la obra ha perdido su rumbo. La luz que se cuele entre las sombras. El valor que supere a todos tus miedos. Regar las semillas que plantas, meter un tijeretazo a todas las hojas muertas y cambiar la tierra con tus propias manos. Dar la bienvenida a lo que recién sale del horno. A lo que tan bien huele. A lo que tiene pinta de ser tan bueno.
Y despedirte de aquello que hace tiempo dejó de acompañarte.
Que la esperanza es una de tus mejores compañeras. El billete de ida hacia lo que quieres. O el de vuelta de aquello que odias con todas tus fuerzas. Es la llamada cuando más lo necesitas, la ráfaga de ánimos para seguir andando o ese gesto que acorta distancias. Es lo que te ayuda a creer de nuevo en ti. En que eres bien capaz.
Y a aprender a no vivir por debajo de tus posibilidades.
Que no puede ser más cierto aquello de que no te daña quien quiere, sino a quien se lo permites. Que siempre hay quien ponga la red para que no te caigas. Quien confíe en ti cuando tú no lo hagas. Quien te apriete la mano cuando dudes. Quien quiera verte feliz y mueva cielo y tierra para lograrlo. Alguien con quien alargar el café, que te cuente entre sus imprescindibles y te ayude a poner cimientos.
Quien te enseñe a respirar cuando te falte el aire y a hacer que funcione lo que, de otra manera, no funciona.
Que no has de esperar a que la vida reaccione, que cualquier momento es bueno para reescribir tus titulares y que quedan muchos lugares por explorar.
Que la esperanza es lo que te mantiene conectado a la vida.
Y el hilo invisible que une tus sueños a sus posibilidades de realizarse.
Patricia Ayuste.
8 Comentarios
Mayte
3 octubre, 2021 a las 9:05 pm¡Siempre especial!
Patricia Ayuste
3 octubre, 2021 a las 9:13 pm¡Gracias, Mayte! 😊
Ara (@lachicadoctubre)
3 octubre, 2021 a las 10:00 pmCon cada texto te superas. Palabras que llegan directas al corazón, precioso.
Patricia Ayuste
3 octubre, 2021 a las 10:13 pm¡Mil gracias, guapa! Qué palabras más bonitas ❤
¡Un abrazo!
José María Guijarro
3 octubre, 2021 a las 11:04 pmMe encanta como escribes porque tocas el corazón. Te animo que sigas con esa sensibilidad llenando nuestras almas en una sociedad inquieta y falta de sensibilidad.
Patricia Ayuste
5 octubre, 2021 a las 6:45 am¡Gracias, José María! Por tu tiempo y por tus bonitas palabras 😊
Pepa
8 octubre, 2021 a las 8:54 pm❤
Patricia Ayuste
8 octubre, 2021 a las 9:14 pm¡Gracias, guapa! 😊