Entre Suspiros y un Café
Gestión emocional

Como cada enero

Enero.

El primero de todos. Ese soplo de aires nuevos. El mes en el que la esperanza se renueva, los buenos propósitos se ponen de pie y los ánimos están por las nubes. El mes en el que crees que todavía es posible. Y de que estás a tiempo.

enero

Esa hoja en blanco que, como todos los años por estas fechas, sale a tu encuentro. Dispuesta a que la pintes a tu manera. A darte la libertad de ser tú, de hacer tus pinitos y de no contemplar ningún límite a tu alrededor. Y que surja lo que surja. De elegir los colores, peguen o no entre ellos. A elegir las formas. A cambiar mil veces la composición. A enamorarte de tus propios bocetos y decidir a cuál de ellos le das una oportunidad de convertirse en tu obra maestra.

Ese comienzo. El contador a cero.

La posibilidad de estrenar agenda, llenarla de planes y no dejarte nada en el tintero. De anotar todos los sueños que se han ido fraguando en tu interior, grandes, pequeños y hasta los más inverosímiles. Poner tu granito de arena en que se cumplan, en que no caigan en el olvido y en que sigan moviendo tu mundo, aun cuando te encuentres todavía muy lejos de ellos.

Es la ocasión de hacer las paces con el ayer.

Es una despedida. El decir adiós a un año, a doce meses y a muchas otras historias. Es cerrar una puerta para dejar atrás lo malo, guardar únicamente lo bueno y mirar hacia lo que tienes delante. Es saber que los puntos finales son necesarios y que, sólo así, empieza la siguiente página.

Empezar con buen pie. Ver lo que falló. Hacer las cosas de otra manera. Desechar todo lo que no quieres. Demostrarte que puedes con ello, que el primero paso es el más importante y que, a partir de él, está en tus manos decidir a dónde llegas.

Es escribir una lista de buenos propósitos. Realistas o no. Con la mejor de tus intenciones y con el ánimo disparado. El que te hace sentirte capaz de todo. El que te empuja para adelante. El que te dice que si quieres, puedes. El que te hace ver todo con otros ojos.

propositos

Son las nuevas oportunidades que te regala la vida. Para retomar las cosas allá donde las dejaste cuando sentiste que más no podías. La ocasión para romper con todo lo anterior y dejarte  de tonterías, e ir hacia lo que quieres sin tantas vueltas. Es la opción de decir que sí a aquello a lo que antes no te atrevías. Es echarle morro, ilusión y muchas ganas.

Es decir lo que quieres decir y dejarte de tanto rodeo. Y de tanta pérdida.

Es la ilusión. La que, a veces, cuesta tanto mantener y, en ocasiones, es lo único que te tiene en pie. Las ilusiones que luchan por hacerse realidad, colorean tus mejillas y le dan sentido a aquello que otros no pueden entender. La ilusión que te hace intentarlo una vez más, donde otros ya abandonaron. La que te hace creer que, solo si vas en serio, puedes lograrlo.

Es la esperanza. La misma que no te abandona incluso cuando las cosas se ponen más feas.

Es un brindis. Por todo lo que te ha llevado a donde hoy estás. Por las caídas de las que te recuperaste y seguiste andando. Por las decepciones que te hicieron abrir los ojos. Por los días en que aprendiste a ver el gris –y algo de luz– en medio de lo negro.

Por todo lo que te hizo sentirte menos y que acabó por fortalecerte.

ilusion

Es la demostración de que la vida sigue y las cosas pasan. Que cada año es distinto y que cada invierno es un mundo. Que lo que ayer importaba, quizá hoy ya lo estás olvidando. Que lo que ayer dolía, hoy ves que no era para tanto. Y que hay quienes te hicieron un gran favor cuando se fueron.

Es el tiempo de hacer balance y ver que no todo es tan malo. Sentir que tienes muchas más cosas por las que reír, que no llorar. Que hay errores de los que no debes avergonzarte y que, de los peores, es de los que más aprendiste.

Es la suerte de quienes se quedaron a tu lado y asumieron todas las consecuencias. Quienes no se fueron en las malas. Quienes hicieron más increíbles las buenas. Quienes sacan lo mejor de ti y creen en tu presente. Las que te supieron sacar sonrisas en medio de tus lágrimas y con quienes las penas fueron menos penas.

Es el regalo de tener tiempo. De los 86400 segundos que tiene un solo día. De la oportunidad de ver un nuevo amanecer y algo que agradecer al caer la noche.

El tiempo para aprender a vivirlo, en lugar de tratar de detenerlo.

Enero es la felicidad de tener siempre algo que hacer, alguien a quien querer y alguna cosa que esperar.

 

 Patricia Ayuste.

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4 Comentarios

  • Responder
    Ara
    11 enero, 2021 a las 1:00 pm

    ¡Qué bonita reflexión para empezar el año! Me quedo con una de las frases finales en la que dices que “El tiempo para aprender a vivirlo, en lugar de tratar de detenerlo” ¡Qué gran verdad! y qué poco la tenemos en cuenta en nuestro día a día. Espero cambiarlo a partir de ahora. Un beso!

    • Responder
      Patricia Ayuste
      13 enero, 2021 a las 8:30 am

      ¡Muchas gracias! Me alegra que te guste y espero que te inspire ?

      Un abrazo,
      Patricia.

  • Responder
    Taller Español
    15 enero, 2021 a las 3:33 pm

    Otro regalo de enero, es poder leer textos tan inspiradores como este.
    ¡Un abrazo!

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