Dicen que la fe es dar el primer paso, aunque todavía no veas con claridad la escalera. O a dónde te lleva.
Que la esperanza es abrir los ojos a lo que tienes delante. A lo que puedes tocar. A lo que puedes ver. A lo que puedes sentir. Y romper cualquier hechizo de los que nunca funcionan. Es la voluntad de templar los nervios cuando el suelo tiembla. Es bajar de las nubes para poner los pies en tierra. Es salir de las tinieblas para darte cuenta de que nada es eterno.
Y que no hay mal –ni dolor- que cien años dure.
Creer es aceptar que hay mantas que no abrigan, vértigos que son necesarios y palabras que están completamente vacías de intenciones. Que pocos caminos son rectos, pero llegar, se llega. Que la actitud es lo que más cuenta y que algunas puertas conducen a habitaciones sin ventanas. Sin ventilación. Sin salida.
Y que bailar en el caos ayuda a sobrellevarlo pero nunca lo soluciona.
Que es sano recordar que está de más todo lo que te hace ir a menos. Lo que te hace sufrir sin necesidad, te impide sentir sin miedo y te obliga a estar más pendiente de lo que ocurre fuera que de lo que ocurre dentro. Todo lo que te borra la sonrisa con demasiada facilidad, te nubla el día desde el momento en que amanece o te hace dudar con infinita frecuencia. Sobre todo de ti.
Que es necesario darte cuenta de que hay victorias que solo llegan cuando aprendes a perder.
Cuando pierdes el miedo a salir al escenario, a los saltos al vacío, a las palabras con las que te trabas. A olvidarte por completo del guion que tan bien te habías aprendido y a tener que improvisar según tus latidos. Y descubrir que no se te da tan mal. Cuando no te asusta aprender a desaprender. Ver qué te espera tras el nuevo giro que da tu vida. Soltar piedras, tartamudeos y pesadillas que no te llevan a nada. Y que sólo te bloquean.
Cuando no temes sacar tus alas y ver cuán alto puedes volar por tu cuenta.
Ganas cuando recuperas la ilusión por tu día a día, por los pequeños gestos, por todo aquello que supone una alegría. Por tonta que parezca. Por disfrutar del ahora sin agobiarte ni un segundo por el mañana. Cuando aparcas las críticas, los monstruos y los billetes de tren caducos. Cuando destrozas los mapas, las guías y los planos y te dejas llevar por tu instinto.
Cuando te enamoras por completo, y no solo a medias. De quien sea. Pero, sobre todo, de tu vida.
Ganas cuando sientes que las heridas duelen un poco menos, tus abrazos son más sinceros y tu risa brilla sin cortapisas. Cuando lo que haces te importa de veras, cuando crees en tus propios motivos y cuando has dejado de echar en falta aquello por lo que antes te desvivías. Cuando no te imaginas en ningún otro lugar.
Cuando aceptas que eres lo mejor que tienes.
Cuando aceptas que puedes tachar y volver a escribir. Que no hay errores fatales, que hay sueños para los que nunca es tarde y que, incluso en lo feo, siempre hay algo bonito. Que, aunque hay líneas que se tuercen, el sentido del texto es el mismo. Y que, los puntos finales sólo anuncian un nuevo principio.
Y que tras cualquier invierno siempre brota la primavera.
Ganas cuando aprendes por lo que luchar y lo que dejar fuera. Cuando pones esfuerzo, corazón y ganas en lo que te hace ir hacia arriba y no permites hundirte en el primer pozo que te salga al paso. Cuando escribes en mayúscula lo que de verdad te importa y saltas los muros que te impiden ver el horizonte.
Cuando no permites que nada ni nadie te corte las alas.
Ganas cuando aprendes a rodearte de quienes de verdad acompañan. De quienes te escuchan y no se hacen los sordos. De quienes, cuando te hablan, te miran a los ojos. De quienes son la mejor promesa, la mejor solución, el mejor refugio. De quienes te entienden con sólo mirarte y te cuidan hasta sin palabras. De quienes te quieren sin tantos peros y a cada momento.
Quienes son la mejor familia posible, sin serlo.
Ganas siempre que decides salir a flote. Cuando aprendes a comprometerte contigo lo primero. Con tus luces y con tus sombras. Con cada una de tus oportunidades. Cuando no te conformas con menos, cuando derribas barreras y conquistas tus sueños.
Cuando quieres con todo.
Ganas cada vez que te levantas. Cada vez que comienzas. Cada vez que lo intentas.
Cuando aciertas, pero también cuando fallas.
Cuando vas a por todas, aunque las esperanzas sean pocas.
Ganas cuando enfrentas cada nueva página en blanco que la vida te pone delante.
Patricia Ayuste.
2 Comentarios
Lucía
11 abril, 2022 a las 5:53 pmMe ha encantado leerte, este post es magnífico 🙂
¡Feliz semana!
http://www.luciagallegoblog.com
Patricia Ayuste
13 abril, 2022 a las 2:49 pm¡Bienvenida, Lucía! Gracias por leerme 😊