Por más amor de los pequeños detalles. De post-its pegados en el cristal del baño. De notitas encerradas entre las páginas de un libro. De mensajes de esos que alegran hasta el más feo de los días y levantan todos los ánimos. De promesas que se cumplen, de sorpresas que emocionan.
Por más amor de sentimientos. Del de cuidar con mimo, dedicarse con esmero y mirar con toda nuestra atención. Del de regalar con los sentidos y prestar sin esperar las vueltas. Del que se entrega porque se quiere. De verdad, y no a medias. Por completo y no por segundas intenciones.
Por más amor del momento. Del aquí, ya, ahora. Del que ya tienes, del que ya disfrutas y de todo el que está por dar. Por ser quien eres, por tener a quienes tienes cerca. A un paso, a un abrazo o a una llamada de distancia. Por sentir en presente. Por no dejar para luego, para mañana o para nunca.
Por más amor libre. Real. Sin dudas ni complejos. Del que habla, se expresa y se grita a los cuatro vientos. Del que no se teme presumir. El amor libre de abismos que saltar, de tiritas que se caen a la primera, o de soluciones que no curan ninguna herida. Sino que la infectan. Amor que traspasa fechas, rechazos y límites arbitrarios. Del que respeta, se comparte y se celebra.
Por más amor espontáneo, del que se muestra sin más. Sin miedos o complejos que boicoteen. El que no se oculta ni se trata de disfrazar. El amor que se dice entre palabras, tinta o miradas. El que flota en el aire y el que casi, casi, se puede tocar. Y que corre por los cinco sentidos.
Por más amor a diario. Sin lazos, bombones ni fuegos artificiales. Más puro, sincero, cotidiano. El que no sale en películas, pero pasa en la vida real. El que no necesita de excusas baratas, de publicidad engañosa ni de recordatorios constantes. El que sin tener un motivo concreto, los tiene todos. El que no se explica, sino que se vive.
Por más amor del que da aire. Y alas. Y fuerza para volar. El que ayuda a respirar, aunque a veces te deje sin respiración. El que te da vitaminas, oxígeno y paz. El que te da lo que necesitas, incluso sin preguntar. El que ayuda a remontar en los momentos más complicados, a poner los pies en tierra y el que es difícil de olvidar.
Por más amor del que llena espacios. Del que no rellena por rellenar. Sino que completa. Del que sabe estar, y no sale huyendo, de puntillas o a escondidas. Del que no ahoga, ni exige, ni reprende sin más. El amor que se quiere siempre tener cerca. Y disfrutar al máximo.
Por más amor del que acompaña. Del que guía, tanto en plena oscuridad como en plena luz del día. El que apacigua después de la más grande tormenta. El que ayuda a ver el arco iris antes incluso de que salga. El que ayuda a salir una vez más. Siempre. Se esté donde se esté.
Por más amor de ti y hacia ti. Por aprender a quererte primero. Y cada vez mejor. Por empezar a cuidarte, si es que no lo hacías ya. Y cuidarte a diario. En lo pequeño y en lo grande. Antes de que algo o alguien desaparezca de tu vista. Y de tu alcance. Y hasta de tu memoria. Antes de que el cuerpo te hable y no precisamente para bien.
Antes de que la vida te pare.
Por más amor propio. De criticarnos menos y querernos más.
Por más amor en general.
Patricia Ayuste.
4 Comentarios
aloevera2019
15 febrero, 2019 a las 8:26 pmEs preferible la soledad digna y sin conflicto, que una relación incompleta en la que la carencia manda.
Walter Riso.
buenas noches
Patricia
17 febrero, 2019 a las 10:25 pmTotalmente.
Gracias por leer,
Patricia.
Arpon Files
15 febrero, 2019 a las 8:55 pmEl amor es lo que mueve al mundo. Un abrazo
Patricia
17 febrero, 2019 a las 10:24 pmAl mundo y a las personas.
¡Feliz semana!
Patricia.