Era una tarde cualquiera y sentiste que te habías perdido.
Que el tiempo se había detenido en aquel lugar. Que te habías anclado al suelo y llevabas demasiado sin reaccionar. Sin saber hacia dónde ir, cómo salir o qué pie mover primero.
Que te habías detenido en algún punto indefinido, cuando el cansancio te pudo después de andar y andar. Que el semáforo parecía haberse quedado en rojo. Que por más que cambiara de color, sentías que no podías seguir.
Y no te decidías a cruzar.
Viste pasar a gente. Despreocupada, alegre, apurada. Algunos con las prisas pintadas en el rostro. Otros con la tranquilidad de quien sabe a dónde va o no tiene hora para llegar. Cada uno en su mundo. Cada uno en su camino.
Mientras tú te habías perdido por completo.
Y empezaste a dar vueltas. Una tras otra. Buscando algún indicio de cómo salir de allí. Miraste a izquierda y a derecha. Echaste la vista atrás buscando algunas miguitas que te indicaran el rastro a seguir.
Trataste de volver a orientarte. De pensar en qué punto se había torcido todo. De no desesperarte. Procuraste callar las lágrimas, el miedo y la inquietud. Probaste a imitar a otros, a seguir a quienes parecían saber a dónde iban.
Preguntaste fuera y no obtuviste respuesta.
Hasta que cerraste los ojos y seguiste tu propio instinto. Hasta que perdiste el miedo a haberte perdido y supiste que, tarde o temprano, saldrías de aquella. Que encontrarías la salida del callejón, el paso de peatones, la luz al final del túnel.
Porque la respuesta vino como todo lo que no se espera. De sopetón. Cuando no te preocupaba ni la buscabas. Cuando dejaste de mirar fuera y empezaste a escucharte. A dejarte llevar.
Cuando dejaste de temer al muro, al semáforo en rojo o a la negrura del túnel. Cuando no te importó dar alguna vuelta de más. Cuando te atreviste a cruzar.
Cuando perdiste el miedo al miedo. Al parón. A encontrarte en un extraño lugar. Cuando empezaste a andar aunque no tuvieras destino y te entraron ganas hasta de volar.
Y fue entonces cuando supiste que no sería la última vez en que te perderías. En aquel o en cualquier otro lugar. Que te pasaría más veces. Y que, siempre, encontrarías la manera de salir.
Que solo pasabas por allí… y que perderte te llevaría a encontrarte.
Patricia Ayuste.
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Jaume Vicent
25 septiembre, 2014 a las 9:06 am“Caminante no hay camino”. Desgastamos las suelas, y nos desgastamos buscando un camino. Hasta que aprendemos a caminar, sin dirigirnos a ningún lugar en especial, doblando esquinas sin forzarlas.
Comenzar el día con estos posts es una maravilla, como siempre, inspiradora.
¡Un abrazo!
Jaume.
Entre suspiros y un café
25 septiembre, 2014 a las 1:10 pmMe alegra saber que logro inspirar a la gente que me lee 🙂
Gracias por tus palabras, siempre son bien recibidas como un soplo de energía.
Patri.
Cecil Vedemil
25 septiembre, 2014 a las 2:18 pmTengo que decirte que la nueva distribucion del blog me gusta mucho. Ultimamente todos los blogs que leo estan haciendo cambios de look… a ver si me decido yo tambien jajaja.
El ultimo parrafo citando rayuela me ha emocionado mucho, es un libro que nunca acabo de entender, pero me gusta cada palabra de él. Supongo que a veces no es necesario ver “más allá”.
Yo tambien creo que algun día “la respuesta” me vendra por alguna parte. Quando venga, escribiré un post jejeje.
Un beso Patri!
Pedro Fabelo
25 septiembre, 2014 a las 3:41 pmCelebro que al final hayas encontrado tu camino. Disfruta del trayecto. A propósito, Abril es mi mes favorito del año. Saludos.
Entre suspiros y un café
25 septiembre, 2014 a las 8:31 pmClaro que sí, la respuesta llega, a veces se resiste, pero yo estoy convencida de que en esos casos es porque va a ser algo tremendamente bueno.
Me alegra que te guste el nuevo look del blog, lo llevaba en mente hace tiempo hasta que me decidí a cambiarlo 🙂
¡Un besote Cecil!
Entre suspiros y un café
25 septiembre, 2014 a las 8:35 pmGracias Pedro. Y sí, disfrutaré del trayecto, aunque no perderé de vista las posibles bifurcaciones 🙂
Me he quedado pensando, y no tengo un mes favorito jejeje. Me gusta cada mes por alguna cosa distinta, pero ninguno sobresale.
Un saludo,
Patri.
Ein Tag mit Pepa
26 septiembre, 2014 a las 7:38 amasi me gusta, decidida a tus objetivos! No siempre es fácil cruzar el semáforo, un beso!
Entre suspiros y un café
26 septiembre, 2014 a las 12:51 pmA veces cuesta, pero hay que arriesgar más por lo que queremos.
¡Un beso enorme guapa!
Patri.
Marleah Make Up
27 septiembre, 2014 a las 11:49 amBuenísima entrada como siempre. Y que refleja cómo nos sentimos muchas veces en la vida, sin un rumbo claro, sin saber hacia donde dirigirnos. Pero normalmente un día, sin esperarlo todo cambia.
Besos!
Entre suspiros y un café
29 septiembre, 2014 a las 7:34 amSí, es lo bueno que tiene la vida, que con un poco de esfuerzo, el día que menos esperamos las cosas empiezan a funcionar.
¡Un besazo!
Patri.
Anónimo
13 septiembre, 2015 a las 7:32 pmMe encanta, espectacular, me ha ayudado muchisimo, me ha hecho reflexionar. Podria copiarlo y ponerlo en mi muro?. Gracias. Saludos
Entre suspiros y un café
13 septiembre, 2015 a las 8:31 pm¡Gracias! Me alegra saber que te gusta. Y claro, puedes compartir la historia.
¡Saludos!
Patri.