Dicen que las comparaciones puede ser odiosas, no hacer justicia ninguna y que nadie, nadie, es perfecto.
Que la envidia puede hacer demasiado daño, romper lazos que parecían eternos y acentuar distancias donde antes no había. Que es muy mala consejera y que nada bueno trae con ella. Que se aleja de la realidad, la distorsiona y la cuenta a su manera.
Que nunca es cierta.
Que es habitual no conformarte con lo que tienes. Ni celebrarlo, ni saborearlo, ni sentirte todo lo afortunado que deberías. Que es muy frecuente desear más lo que otro tiene, lo que te falta, lo que parece estar lejos de tu alcance.
Y amargarte por creer que no eres suficiente.
Pensar que mereces más, mucho más. Pero hacer poco o nada por conseguirlo. Hablar mucho pero no mover un dedo. Esperar que otros hagan esto o aquello. Y criticar en exceso. Que es fácil volverse egoísta, egocéntrico y dejarse llevar por el orgullo en determinados momentos.
Y que hay ciertos pasos que, una vez dados, es difícil deshacerlos.
Que es frecuente compararte sin ton ni son. Olvidarte de que cada persona es un mundo y cada batalla se libra por dentro. Que las apariencias engañan mucho. Demasiado. Y que es mejor no dar nada por sentado.
Sucede que es fácil olvidar que tu felicidad no depende de lo que tienes sino de lo que eres. Que no es algo que te llegue desde fuera, sino que la llevas por dentro. Que puedes ser demasiado frágil si la pones en otras manos.
Que puedes volverte tu peor enemigo si no aprendes a cuidarte.
Olvidas que subir la montaña no es cuestión de querer, sino de empezar a subirla. De caerte y levantarte. De tropezar con piedras, errar caminos y que se nublen las vistas. De sentir el peso del esfuerzo y la recompensa al llegar a la cima. Saber que no todo el mundo llega.
Y saber que tú no eres como todo el mundo.
Olvidas que tu felicidad puede estar más cerca de lo que piensas, si dejaras de torpedearla continuamente. Si dejaras de escuchar opiniones ajenas, en lugar de las tuyas. Si dejaras de calzar los zapatos que otros idearon para andar su camino, el que ellos trazaron.
Y te pusieras a trazar tu propio destino.
Olvidas que, mientras los hay que se quejan, hay quienes aprendieron a vivir consigo mismos. A aceptarse. A conformarse con su propia realidad, por diferente que sea a la del resto. Por injusta que sea. Por difícil que parezca.
Que compararse no es la mejor opción.
Que ser tú mismo es algo que depende de ti, y que nadie puede superar ni hacer mejor.
Patricia Ayuste.
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Jaume Vicent
6 noviembre, 2014 a las 11:30 amPues yo quiero tu plantilla! :p
Siempre tocas el punto, con cada artículo. No somos capaces de concentrarnos en lo que tenemos, nunca somos felices con lo que tenemos, tenemos esa necesidad de tener más y más, de tragar y tragar. Siempre queremos lo que tiene el vecino (hasta que lo conseguimos y muchas veces no es tan bueno como pensábamos). Tenemos la necesidad de envidiar a los demás, muchas veces sin conocerlos o saber cómo han llegado a ser lo que son y tener lo que tienen.
Somos así, porque nos han educado así, en otras partes del mundo, la gente comparte lo poco que tiene, aquí, envidiamos lo poco que tienen los demás.
El hombre más feliz que he conocido en mi vida, sólo tenía una bicicleta, vino y una chabola. Su sueño: ser el alcalde de Vila-real. Algún día tengo que hablar sobre él…
Entre suspiros y un café
6 noviembre, 2014 a las 3:50 pmjajajajaja, veo que te gusta el diseño del blog, no es la primera vez que me lo dices :).
Eres una fuente de ideas, a ver qué día te animas a contarnos la historia de ese hombre tan feliz que conociste. Son esas historias las que nos gusta escucha y de las que más aprendemos.
Y sí, somos inconformistas por naturaleza. Lo que está bien, siempre que sea un afán sano de autosuperación, El problema es cuando pasamos de la comparación con el resto a la pura envidia…
¡Un besazo Jaume!
Patri.
Marleah Make Up
6 noviembre, 2014 a las 4:31 pmComo dices, a veces los planes que surgen de la nada son los que mejor salen: una llamada con un pensamiento que deriva en una tarde estupenda, iba a que van a tu casa sin avisar aunque sea para saludar y charlar un momento… Y esos planes surgen, como digo, de la amistad y la buena voluntad.
Es cierto que nos estamos comparando constantemente con el de al lado y con el de más allá, queriendo lo que otros poseen y es eso. Son posesiones pero, como dices, hemos de ser felices por lo que somos y no
ir lo que poseemos.
Muy buena reflexión. Besos!
Jaume Vicent
6 noviembre, 2014 a las 9:32 pmEra un personaje muy interesante, cuando era niño ya era viejo, y lo llamaban: El Rey del Caragol (del caracol), iba siempre con la bici a cuestas. Un personaje, siempre he tenido magnetismo con esta clase de gente, todos los taraos del mundo se acaban haciendo amigos míos 😛
Entre suspiros y un café
6 noviembre, 2014 a las 10:29 pmMás bien, dos buenas personas se encontraron ;).
Entre suspiros y un café
6 noviembre, 2014 a las 10:34 pmSin duda, son los que más recuerdas. A veces nos obsesionamos con controlar todo y al final nada sale como habíamos planeado. Deberíamos dejarnos llevar más y no obsesionarnos con nada ni con nadie.
Un beso enorme guapa,
Patri.
Little Liar
8 noviembre, 2014 a las 4:48 pm¡Guau! Acabo de encontrar tu blog y ha sido sin dudar un gran descubrimiento. Hace poco o mucho no lo recuerdo en mi última entrada, casualmente, hablaba de esos sueños inalcanzables. De esa envidia o celos que nos corroen. De lo que nos ha costado construir para dejar que otra persona venga y destroce todo lo que hemos conseguido a nuestro paso. Así que no puedo estar más de acuerdo contigo. Las comparaciones son odiosas, sí señor. Pero no sé yo si quien las hace es más odioso aun. En ocasiones somos tan inconformistas que no sabemos decir basta cuando nos estamos atragantando con nuestros propios logros o ambiciones.
No me puedo ir más satisfecha de este blog, después de seguirte por supuesto, después de haber leído esta entrada que tanto me ha entusiasmado. Cada párrafo, cada linea, cada palabra o fonema. Ha sido como leerme a mi misma en otra vida, jajajaja.
Lo dicho, ¡una seguidora más!
Un beso y que tengas un buen día.
Espero pronto otra entrada.
Entre suspiros y un café
9 noviembre, 2014 a las 2:46 pm¡Bienvenida al blog Carolina! Me encanta saber que he conseguido que te sientas tan identificada con lo que escribo y con cómo lo escribo,.¡Gracias por tus palabras y por tu tiempo!
Un beso,
Patri.
claudiabr1994
11 noviembre, 2014 a las 7:18 pmMe ha gustado tu entrada, bastante acertada jajaja! Serán odiosas las comparaciones, pero todos caemos en su trampa!
Un saludo 🙂
Entre suspiros y un café
11 noviembre, 2014 a las 10:37 pmCierto Claudia, es una tentación fácil, fácil…
¡Gracias por tu comentario! Un beso,
Patri.