Dicen que la magia es la ilusión de creer.
De creer en algo o en alguien. De creer que las posibilidades pueden ser infinitas si se te animas a intentarlo. E intentarlo con todas tus fuerzas. Creer que una ilusión se puede cumplir con empeño, que un deseo se puede alcanzar con esfuerzo, que pocas cosas caen del cielo. O ninguna. Y que los límites, esos a los que tanto culpas, están más en tu cabeza que allá fuera.
Creer que hay personas irrepetibles, únicas y especiales. Que de todas se aprende, si se quiere. Que cada una es como es y ahí está la gracia. Que de cada una te llevas algo, seguro, ya sea una sonrisa, un gesto o un consejo. De esos que te impactan. De esos que te apropias hasta hacerlo tuyo. Como tu propio modo de vida.
Personas que hacen magia de la nada y como si nada.
Como tú.
Que no todo es mirar y admirar a otros. Que lo que se te olvida demasiado a menudo es mirarte hacia dentro y con cariño. Que, a veces, lo que te sobra es autocrítica y te falta ternura. Halagos que te den brillo a los ojos y te hagan pisar fuerte. Piropos que te saquen los colores y te roben sonrisas.
Ánimo en los días más tontos.
Porque nada como creer en ti. Y no solo fingirlo. Creer en ese mundo de oportunidades infinitas, a la espera de poder cumplirse. A tu alcance. Un mundo al que le tienes demasiado miedo, demasiado respeto, demasiada distancia. Cuando lo natural es fluir y dejarse llevar.
Como si fuera un viaje. Y disfrutarlo.
Y es que dicen que cualquier viaje comienza siempre con un primer paso.
Una primera decisión. Un primer impulso que te mueva hacia algún lugar, aunque apenas se advierta. Un leve movimiento, quizá sólo de cabeza. Un ademán, un gesto o un simple pensamiento. Un pequeño paso, por imperceptible que parezca. Por iluso, inútil o incomprensible que otros lo vean. Que lo vean como quieran.
La cuestión es, ¿cómo lo ves tú?
Porque verlo, lo has de ver por ti. Si no, apaga y vámonos. Y no sólo verlo, has de creer en ello, además de en ti. En ese paso. En que te lleva a o hacia algo. En que te dará respuestas a esas preguntas que hoy te haces. Dará luz a esas dudas que te invaden. Despejará esos «y si» que te rondan. Te brindará soluciones y finales. Los que querías, los que soñabas, los que buscabas sin ni siquiera saber. Te regalará incluso nuevos comienzos, nuevos destinos, nuevas perspectivas…
Aunque también hay veces que se avanza a ciegas. A tientas. Tanteando. Y hasta pisando en falso. Para desandar parte del camino, para cambiar de sentido, para volver a empezar. Porque no siempre se acierta, porque no siempre se tiene claro a dónde se va. Porque a veces se anda por andar. Probando. Ensayo y error. Que de los errores también se aprende. Y mucho.
Y de los niños.
Los mismos que asumen riesgos sin pensar, repensar y requetepensar. A quienes les mueve la curiosidad y la osadía. Los que no temen decir lo que realmente piensan y hacer lo que de verdad quieren. Los que no ponen límites ni trabas a su imaginación y desbordan ilusión por los cuatro costados. Los que no se cansan de intentar, de buscar y de seguir. A quienes les cuesta aceptar un no por respuesta y no entienden de malas intenciones.
Los que sueñan no sólo de noche, sino hasta despiertos. Quienes creen que los finales de los cuentos son siempre bonitos, en el «fueron felices y comieron perdices». En que las bestias se vuelven humanas y en los superhéroes que siempre llegan en el momento oportuno. Quienes tararean aunque no se sepan la canción. Quienes creen en la palabra, en las personas.
Quienes creen en la magia.
Esa que aparece de la nada, como la cosa más normal. Inesperada como todo lo bueno. Esa que amanece sin pedir permiso y se deja ver y sentir. A quien está. A quien cree. A quien sabe ver más allá. A quien se atreve. A quien deja atrás los miedos, a quien apuesta a ganar.
Aunque las probabilidades sean escasas.
La misma que llega en forma de regalo, y hasta en forma de persona. Para sorprender, para devolver la esperanza, para alimentar la confianza. Para llevarte a ese viaje, para dar ese paso que tanto te cuesta. Y muchos más. Para mudar la piel y volver a creer.
En que las cosas no se hacen solas. Pero si quiere, es posible que puedas.
En que lo difícil, no se intenta, se hace.
En que los imposibles sólo tardan un poco más.
En creer en tu propia magia.
Patricia Ayuste.
Feliz noche de Reyes
13 Comentarios
Juanan G.C.
7 enero, 2017 a las 11:56 amHola Patri, espero que los Reyes se hayan portado bien contigo. Yo no me puedo quejar de los míos, he podido disfrutar de mi familia que eso es muy importante y compartir la cara de ilusión de niños y mayores. Y hemos jugado, nos hemos hecho selfies familiares con abuelos, padres, nietos…. divertidísimo.
Yo creo en la magia, en la ilusión y en el cambio, en el momento que dejemos de creer en ello, nos estancaremos.
Un abrazo!!!
Entre suspiros y un café
7 enero, 2017 a las 3:18 pmMe alegro mucho Juanan, veo que lo habéis pasado en grande en la mejor de las compañías posibles, que como bien dices, es lo importante. Y coincido contigo totalmente, dejar de creer es estancarse, a todos los niveles. Y aunque hay momentos en que nos pueden flaquear las fuerzas, no deberíamos perder nunca esa esperanza y esa ilusión por seguir creyendo, por pequeña que sea.
¡Un beso enorme! Que disfrutes del finde y sigas logrando retos durante este 2017 😉
Claudia Hernandez
8 enero, 2017 a las 2:05 amMe gustó muchísimo!! No quería parar de leer jajajaja
Entre suspiros y un café
13 enero, 2017 a las 6:56 pm¡Me alegro muchísimo, Claudia! Gracias por leerme y por comentarme, es una alegría enorme recibir comentarios como el tuyo 😉
¡Un beso fuerte! Patri.
Javier - Ventura Sensitiva
10 enero, 2017 a las 10:17 amCreer en uno mismo es la clave. Conocerse bien, conocer bien lo demás, no limitar nada ni dar por imposible algo. ¿Acaso se intenta lo suficiente? ¿Por qué no puedes? Quizá haya otra alternativa, ¿cierto?
¡Bonito post! 😀
Entre suspiros y un café
13 enero, 2017 a las 6:49 pm¡Gracias Javier! Tú lo has dicho: ¿se intenta lo suficiente? Muchas veces dejamos que los límites que tenemos en la cabeza se apoderen de nosotros mismos…
¡Un saludo!
Anita Martínez
11 enero, 2017 a las 3:02 pmHola Patri, te leo hace muchísimo tiempo ya y siempre me hablas al corazón. No sé mucho de ti, poco o nada más bien, pero siento una profunda admiración por ti en cada línea. Gracias por ser luz para mi, sos magia.
Un saludito colombiano.
Entre suspiros y un café
13 enero, 2017 a las 6:55 pmMuchas gracias Anita, no sabes lo bonito que me resulta leerte y saber que mis letras te llegan. Espero que nos sigamos conociendo poco a poco. ¡Muchas gracias por estar ahí! De corazón.
Un beso bien fuerte 😉
elbauldelasvidas
13 enero, 2017 a las 1:19 pmNada como creer en uno mismo… Eso es lo mejor que estoy aprendiendo.
¡Eres enorme!
Un besote!
Magia para todos! 🙂
Entre suspiros y un café
13 enero, 2017 a las 6:50 pmMe atrevo a asegurar que París tiene mucho que ver con tu aprendizaje 😉
¡Muuuuchas gracias guapetón! Un besote grande 🙂
Gla
18 enero, 2017 a las 3:40 pmUffff…creer en uno mismo. Ahí radica la verdadera magia, no estar tan pendientes de si me ven y cómo. Sólo mirarse por dentro y avanzar. Me encantó. Te invito a visitarme http://sologla.blogspot.com.ar/
Entre suspiros y un café
19 enero, 2017 a las 5:31 pm¡Gracias Gla! Coincido contigo, menos estar pendiente de lo de fuera y más mirarse por dentro, ganaríamos mucho en felicidad 🙂
¡Un beso!
Quien te hace reír – Entre suspiros y un café
23 febrero, 2017 a las 8:03 pm[…] Que no es un misterio, pero que hay sonrisas con un toque misterioso que dan que pensar. Que no es magia pero aporta momentos más que mágicos. Que impregnan el aire y se quedan en […]