Haz sitio a todo lo que es motivo de alegría. De sonrisa. De celebración. Lo que da color a tus mejillas. Todo aquello que te levanta el ánimo incluso en el peor de tus momentos. Lo que une, lo que acorta distancias, lo que es lenguaje universal. Todo lo que, pequeño o grande, contribuye a tu bienestar. A tu dicha.
A tu más absoluta felicidad.
Haz sitio a todo lo que, intuyes, puede ser difícil de olvidar. A lo que es único o puede llegar a serlo. A todo lo que puede convertirse en una gran historia. La mejor o una de las buenas. A todo aquello de lo que te puedes llegar a arrepentir un día si hoy lo dejas fuera.
Haz sitio a todo lo que te empuja hacia delante. Todo lo que te alienta a no desanimarte. A intentarlo, al menos, una vez más. A lo que te motiva cuando tienes de todo, menos motivos. A todo lo que puede suponer un antes y un después. A lo que pueda suponer ganar, cuando no tengas nada.
A todo lo que te anime a arriesgar sabiendo que pierdes más si no haces nada.
Haz sitio a los días señalados en el calendario. A las sorpresas que se ganan un sitio en el recuerdo. A los planes más inesperados. A todo lo que llega porque algún otro plan se torció. A todo lo que no contabas y que termina convirtiéndose en la mejor de tus suertes.
Haz sitio a todo lo que te hace sonreír. Por completo y no a medias. De verdad y no solo para la foto. A aquello que saca lo mejor de ti. Haz espacio a lo que hace más bonita la vida, a pesar de sus agujeros, de sus idas y venidas y de sus bajadas a toda leche y sin frenos. A lo que hace que un lunes sea menos lunes y que los pequeños momentos se conviertan en eternos.
Haz sitio a todo lo que te recuerda que hay más vida allá fuera. Lo que te demuestra que el mundo no se detiene en el aquí y ahora, ni en los días buenos, ni mucho menos en los tontos. Que hay mucho más esperando a que te decidas. Todo lo que te recuerda que las cosas no caen del cielo, que ningún soñador es pequeño y que lo mejor, a veces, viene justo en el último tren del día.
Haz sitio a todo lo que te hace vibrar. A lo que te ayuda a olvidarte de ti, de tus penas, de tus grandes fallos. A lo que hace que saques la cabeza de debajo de la tierra, que mires a los ojos y que apuestes bien fuerte. Y todavía más alto. Que nada te parezca imposible. Que te rías de tus propios límites.
Haz sitio a todo lo que vale la pena. A lo que realmente echarías en falta si un día no lo tuvieras. A lo imprescindible de veras. A todo lo que da sentido a tus días. A tus noches. A tus sueños.
Haz espacio a todo lo que renunciaste cuando la vida nos encerró en casa.
Haz sitio a la esperanza. Esa que aseguran es mejor no perder. La que ayuda a llegar a donde quieres. A esperar lo que sea preciso. A no ahogarte antes de tiempo. La que ayuda cuando todo lo demás falla. La que te demuestra que todos los días ocurren pequeños milagros y que la magia, aunque digan lo contrario, se esconde en el día a día.
Haz sitio a las soluciones. A todo lo que te traiga paz después de la peor tempestad o a mantener la calma en alta mar. Todo lo que te dé respuestas, aunque no sean las que esperabas. Lo que arregle problemas, lo que despeje nubarrones y lo que te ayude a entenderte un poco más.
Haz sitio a lo que está por llegar. Al futuro. A lo desconocido. A todo lo que te dé un poco de miedo precisamente por ser lo que más quieres. A todo lo que está por escribir, por crear, por desentrañar. A lo que puede ser el gran volantazo de tu vida. A lo que pueda ser el mejor destino con el que podías soñar.
Haz sitio a quienes te demuestran con hechos que quieren quedarse. Y se quedan. A quienes no solo lo dicen. A quienes les gustas como eres y no te pretenden cambiar. A quienes se ilusionan con tus éxitos y creen que tus posibilidades son más bien infinitas. A quienes llamas cuando necesitas solucionar el mundo, saber que todo va a ir bien y sentirte como en casa.
Haz sitio a tus sueños. A los lugares donde quedarte. A todo aquello que te dicta el corazón. A lo que de verdad te importa. A lo que ocupa los primeros puestos en tu lista de prioridades. A aquello que te hace temblar hasta las pestañas de pura emoción.
Haz sitio a todo aquello que te hace bien. Y te sienta mejor.
Y sobre todo, hazte sitio a ti en tu propia vida. Y ponte en primera fila.
Patricia Ayuste.
4 Comentarios
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28 febrero, 2021 a las 11:08 pmAmé! Como siempre! Gracias!
Patricia Ayuste
28 febrero, 2021 a las 11:35 pm¡Muchas gracias a ti!
Un abrazo,
Patricia.
LU
1 marzo, 2021 a las 10:14 amPrecioso, hagamos sitio siempre ❤
Patricia Ayuste
1 marzo, 2021 a las 10:46 am¡Gracias! Me alegra mucho que te guste.
Un abrazo,
Patricia.