De niña soñaba que si se perdía alguna vez, volvería a casa con solo juntar los talones y dar unos golpecitos a sus bonitos zapatos rojos. Se vestiría con lo que le apeteciera en cada momento y no dejaría sus mejores galas para los grandes momentos, pues sabía que las ocasiones especiales rara vez llegan, sino que suceden a diario.
Y ella no estaba dispuesta a perderse ninguna.
Soñaba también con pilotar aviones para subir a lo más alto del cielo, jugar al escondite con la luna y poder pintarle una sonrisa al sol. No temer a las alturas ni a las corrientes de aire. Llegar tan lejos como quisiera y sentir que tenía el mundo entero a sus pies.
Soñaba con ser protagonista y directora de su propia vida, escribir el guion que le dictara su propia inspiración y editarlo cuando cambiara de idea. Imaginaba que vivía los finales más inverosímiles y las locuras más impensables, mientras de fondo sonaba la banda sonora de su vida, la que ella misma componía entre sorbos de café y suspiros que se le escapaban.
Y que no se arrepentía de nada.
Soñaba que giraba el volante de su vida mientras decidía hacia dónde dirigirse. Mientras el aire le despeinaba su melena, el sol coloreaba sus mejillas y recorría un mundo sin fronteras. Mientras hacía amigos aquí y allá. Mientras era ella quien pintaba su propio mapa de carreteras.
Soñaba con ser una intrépida amazona, que a nada le temía y que en cualquier rincón se sentía como en casa.
Soñaba que cumplía sus ilusiones, sin importar lo imposibles o lejanas que parecieran. Que no se rendía con facilidad, ni olvidaba las promesas que alguna vez hizo. Que no perdía la sonrisa, ni la esperanza ni las ganas de seguir escribiendo su propia historia.
La mejor de todas.
Soñaba con no crecer del todo, con ser mayor pero no perder su mirada de niña. Su inocencia y su capacidad de admirar las cosas como si fuera la primera vez. Su capacidad de sorprenderse, de reírse de todo y de no dar importancia a lo que no lo tiene.
Soñaba que no perdía su capacidad de creer. Y creería sin miedo, siempre, en la magia de los comienzos, en los finales que parecen de película –y que son mejores– y en el arco iris que siempre sale tras la lluvia.
Soñaba que se quería un poco más cada día. Que a su lado estaban los de siempre. Que tenía a quien dar la mano y quien le acompañara en sus locas aventuras.
Soñaba que era siempre ella. Que cambiaba con el tiempo pero que no dejaba nunca de serlo.
Patricia Ayuste.
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Gema Vallejo
31 octubre, 2014 a las 10:06 amMe han entrado ganas de volver atrás en el tiempo y ser esa niña de nuevo. Siempre queda algo así, un poco de magia de la infancia, un poco de esos sueños, pero creo que cuando creces los sueños cambian, te dejas llevar un poco por los “pensamientos aburridos” y solo vuelves a mirar tus sueños como si fuera algo del pasado…
En fin, a ver si me aferro un poco más a ellos.
¡Un besín!
Entre suspiros y un café
31 octubre, 2014 a las 2:42 pmSiempre es bueno que quede algo de la magia infantil que nos hacía sentirnos poderosos. Aunque los sueños cambien y los pensamientos se vuelvan un poco aburridos, no dejemos de creer en nosotros mismos.
¡Un beso Gema!
Patri.
Cecil Vedemil
31 octubre, 2014 a las 3:05 pmA veces pienso que me gustaria reiniciar esta niña que se paraba a mirar como andaban las hormigas todas en fila y pensaba: ¿Cómo pueden ellas ir tan ordenadas si no tienen a nadie que las diriga y mi profe no nos puede controlar en classe?. De verdad que lo de crecer (y mira que no considero que haya “crecido”) no debe ser bueno… Me conformo con que la curiosidad nunca desaparezca, porque sin la curiosidad y sin las ganas de vivir no somos nada.
Un beso enorme Patri 🙂
x Cecil
Entre suspiros y un café
2 noviembre, 2014 a las 11:03 pmSupongo que todos queremos conservar la esencia de la infancia, la inocencia, la magia de creer y sorprenderte por todo.
¡Un beso muy grande Cecil!
Patri.
Ein Tag mit Pepa
3 noviembre, 2014 a las 8:42 amque bonito, todos deberíamos mantener los sueños de cuando eramos niños, esos son los mejores de todos 🙂
Entre suspiros y un café
3 noviembre, 2014 a las 1:41 pmLos sueños y las ganas de cumplirlos 😉
¡Un besote!
Patri.
claudiabr1994
3 noviembre, 2014 a las 4:27 pmPor fin te sigo jajaja! Una historia muy bonita, la verdad. Ojalá esa niña llegue a hacer todo lo que quería y más 🙂
Claudia
Entre suspiros y un café
3 noviembre, 2014 a las 10:03 pm¡Gracias Claudia! Y bienvenida 😉
UN beso,
Patri.
Marleah Make Up
5 noviembre, 2014 a las 7:21 pmNunca hay que dejar de soñar despierta. A veces, con la vida adulta llena de prisas y egoísmo, no pensamos en qué fue de esa niña, de sus sueños y pensamientos. A veces, es necesario pararse un momento y contactar con tu niña interior para volver a ella y cambiar el chip. Porque nunca deberíamos perder ese espíritu luchador y soñador de cuando éramos pequeños.
Muy buen post, xiqueta meua.
Besos!
Entre suspiros y un café
5 noviembre, 2014 a las 9:29 pmAy, la meua xiqueta, ¡que me emocionas! Últimamente mi niña interior me ha pegado un par de toques para que me acuerde de ella, tendré que escucharla más.
¡Besos!
Patri.