Dicen que nada dura para siempre pero que hay amores que son eternos.
Como el de una madre.
Que solo una madre conoce el valor de unas manualidades preparadas por unas manitas infantiles. De papeles llenos de dibujos que ya empiezan a amarillear por el paso de los años. De collares con pasta de colores que ya no guardan nada de la purpurina con la que en su día los embadurnamos. Las notas del cole, las felicitaciones de Navidad y el primer diente que se nos cayó.
Que solo una madre se acuerda tanto de ti, te piensa y te repiensa. Está dispuesta a querer, a mimar, a maravillar. A descubrir el mundo con tus ojos y a enseñarte que no es un lugar tan malo para vivir. Es estar dispuesta a esconder para sorprender, a jugar al despiste y hasta hacerse pasar por tonta.
Que solo una madre está contigo incondicionalmente. A tu lado. Dándote la mano cada vez que te caes, cada vez que dudas, cada vez que lo necesitas. Dándote esa palabra de ánimo cuando las fuerzas fallan, la incertidumbre lo nubla todo y el miedo te paraliza.
Que solo una madre celebra tus éxitos como si fueran los suyos. O incluso más. Es quien se alegra contigo y te deja su hombro cuando necesitas llorar. Es quien pasa las noches en vela contigo hasta que sabe que ya estás bien. Es quien mejor adivina por tu voz si es un buen día o no.
Que solo una madre te enseña cuánto es capaz de curar con un abrazo, con una palabra y hasta con una mirada.
Que una madre sabe mejor que nadie lo que es darlo todo y no esperar nada a cambio. Lo que es el amor a primera vista y que el amor sí dura toda una vida. Sabe lo que es renunciar a algo y quedar en segundo lugar en favor de otros. Y ser feliz igualmente.
Que madre, no hay más que una.
Feliz 365 días/año, mamá.
Patricia Ayuste.
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Marleah Make Up
6 mayo, 2015 a las 10:43 amHola preciosa!
Este post ya es un regalo para tu madre. Supongo que lo habrá leído y, si no es así, no esperes más. Seguro que se emociona con tus palabras.
Como siempre, me has llegado al corazón y alguna lagrimilla ha estado a punto de caer por mi rostro. Esas cajas de recuerdos… La tuya y la de tu madre. Cuántas cosas y momentos guardados ahí y que se pueden tocar. Fotos antiguas que nos recuerdan lo que fuimos hasta llegar a quienes somos ahora.
Sigue así. Siempre.
Muchos besos!
Entre suspiros y un café
10 mayo, 2015 a las 3:22 pm¡Gracias Ali! Mira que me gustan tus comentarios… 😉
¡Un beso enooorme!