Quien te hace reír

Dicen que quien te hace reír, te hace sentir bien.

Que ni todo el mundo puede ni quiere. Que es pura conexión. Cercanía. Sinceridad. Que es acortar distancias, encontrar motivos y compartir alegría. Es la complicidad que no se encuentra en cualquier otro sitio. Es el sitio donde te gustaría echar el ancla y sentarte a disfrutar.

Que hay quien sabe que la risa cura y los males espanta. Que anima el día más triste y saca del agujero más profundo. Que limpia heridas, seca las lágrimas amargas y rebaja tensiones. Que puede ser magia llegado el caso. Que nunca es mucha ni suficiente, que puede llegar a ser adictiva y que todos son efectos secundarios positivos.

Que quien te hace reír, te regala su tiempo, su compañía, su atención. Te ofrece una pausa, un respiro, un aliento. Te invita a parar. A tomar asiento. A contemplar la vida. Y a tomártela menos en serio.

Que quien te hace reír sabe que las ocasiones son escasas y que hay cosas que no deberías dejar al azar. Ni para momentos especiales. Que la risa es sana y no tiene límites. Que deberías aprovechar las oportunidades, subir el volumen y reír siempre que puedas.

Que una sonrisa embellece tu rostro. Y te sienta mejor que bien. Que es salud, bienestar y calma hasta en la tempestad. Que te da un brillo especial, te resta seriedad e incluso años. Que es el mejor maquillaje natural, lo que te permite avanzar incluso  cuando no ves lo que tienes delante y lo que te da alas cuando quieres volar y no te atreves.

Dicen que quien te hace reír, te puede enamorar.

Que te puede dar la mano e invitarte a entrar. Y hacerte muy feliz. Que la risa atrae miradas y te puede sonrosar tus mejillas, tocar tu alma y acelerar tus latidos. Que es la distancia más corta entre dos personas.

Que quien te hace reír te hace ser tú. Te anima a confiar en ti, a atreverte más, a soltarte la melena. A quitar todo el hierro que puedas, a espantar las nubes más negras y a olvidarte por un momento de todo lo que pasa fuera. A disfrutar de ese preciso momento, del aquí y ahora. De tu más absoluta felicidad. E incluso de las cosas más absurdas.

Y es que, quien bien te quiere, te hará reír siempre.

 

Patricia Ayuste.